Querido 2019

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Desde un principio fuiste penoso, dañino, llenandome de dudas sin preguntas. Por una parte me enseñaste a vivir solo, pero nunca disfrutando mi soledad. Me llenaste de inseguridades a las que no tenía que comprarles seguro. Fuiste impulsivo y sin compasión, me diste ostias después de tocarme el hombro para que me volteara a verte. Con eso me enseñaste a ser desconfiado, también me enseñaste a escuchar los latidos, como si fueran notas musicales, desafine con algunos, con otros fui acorde en distinta escala. Me hiciste consciente de a cuales personas les importo, aunque no hablemos siempre, también de que lo único que tengo que esperar de la vida es la muerte. Me has hecho libre y prisionero, me enamoraste con la poesía, con mi verso más bonito, que ni siquiera lo escribí yo, ni siquiera está escrito, le he escrito varias veces y ella siempre desordena mis letras con el viento a su andar. Lo mejor de todo es que me encontró y nunca la estuve buscando, lo peor de todo es que ya no sé donde está... eso que lo ha opacado los propósitos, que a lo mejor ninguno son propios sueños o eso pienso yo. Me enseñaste que me debo comprometer con quien me importa. Me hiciste consciente de mi propia muerte y por eso cada latido lo quiero expresar. Mucho de lo que me enseñaste no sé hacerlo totalmente, por eso dile al dos mil veinte, que lo primero que quiero hacer es besarle la frente, que tenemos todo el año por versar.

Pensamientos inéditosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora