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Me estaba cuestionando con dos panes en la sartén.

Me preguntaba si de verdad lo estaba haciendo bien,

esto de vivir, la verdad es que no lo sé,

me voy a morir de hambre si no comienzo a morder.

Siento una tranquilidad inmensa en la tormenta,

un sentimiento de vacío dentro que siempre se incrementa.

Pero ¿Si se siente es porque algo se encuentra?

Nunca hubo números, pero siempre lo tuve en cuenta.

Un beso oscilatorio, como recordatorio

de lo fácil que es ser obvio

de lo difícil que es hacerlo.

Siempre he intentado sobrevivir a la llamarada,

llamaba a todos los santos para ver si la aliviaban,

como eso no funcionaba, me di cuenta de que no había que repudiarla,

había que aceptarla, utilizarla

siempre quemaba todo mi ser

como si el fuego solo fuera para cocer

la carne, para dañarme.

Comencé a cultivarme sobre mis defectos

usarlos me parecía el plan perfecto,

ahora utilizo el fuego para mantener viva a la ciudad más sicaria

se llama la superación diaria.


Pensamientos inéditosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora