Desde pequeño siempre había querido ser rico, no tener que preocuparme por ningún gasto como hacían mis padres, tener todas esas cosas que tenían los que iban a colegios privados, eso siguió así hasta que mis padres, no sé como me inscribieron en uno de esos colegios, estando dentro veía como a casi todos porque simplemente pasaban de curso le regalaban cosas muy caras, y yo me esforzaba, nunca he sido tonto, sacaba buenas notas, de las mejores, pero nunca me dieron nada, desde ese momento pensé que quería ser rico, creo que esa fue la mayor razón, el poder lucrarme de lujos, también creo que fue mi pero forma de ver las cosas. Pues, bueno, salí del colegio para entrar rápido a la universidad y trabajar dentro de la misma universidad, conseguí media beca, en una de las universidades más caras del país, veía a mis compañeros salir todos los fines de semana y a juntarse casi todos los días a tomarse unos tragos, ellos me invitaban, yo iba cada vez que podía, cada vez que tenía algo de dinero ahorrado, sí fue siempre. Conseguí un mejor trabajo fuera de la universidad, eso que llegaba a ahorrar cada dos quincenas y a veces hasta tres, lo conseguía en una sola quincena, entonces comencé a salir más, a juntarme con ese grupo social, saben, solo para socializar, me compré un celular tope de gama de última generación, me vestía con ropa de marca aún sin haber salido de la universidad. Me veía igual y usaba las mismas cosas que mis compañeros, pero de algo que no me había percatado hasta ahora, después de varios años, es que ellos pertenecían a familias adineradas, yo no, yo estaba ahí más por suerte que por esfuerzo. Terminé mis estudios, me seguía viendo con la mayoría de ellos, uno incluso me ofreció un trabajo con muy buena paga en la empresa de su padre, que podía trabajar con todo lo que había estudiado, claro que dije que si de una vez, es muy difícil conseguir tan buena paga sin que te digan que necesitas años de experiencia. Conforme pasaba el tiempo, iba escalando en importancia de puesto, hasta me convertí en un socio para la empresa, comenzando un pequeño negocio, que de cierta forma beneficiaba a ese que ya tiene años y prestigio, me vi envuelto de mucho dinero, físico y dentro de mi cuenta bancaria, solo se me paso una cosa por la cabeza, sigo viviendo con mis padres, soy joven, tengo 24 años, ya puedo vivir solo y sin ninguna preocupación financiera, me compre una gran casa en el centro, la llene de muebles, pero me di cuenta de que me faltaba otra cosa también, no tenía auto, nunca había tenido uno propio y como debe de ser, debe de ser un auto bueno, un deportivo, como todos mis compañeros de trabajo. Me metí en un financiamiento para poder pagarlo en un lapso de 12 meses. Ya me sentía cómodo, podía tener todo lo que quisiera sin tener que pensarlo mucho, podía darme esos regalos como le daban a los niños del colegio privado en el cual estudié, tenía un trabajo de un muy alto puesto en una empresa multinacional y era duelo de mi propio negocio, ya no necesitaba más o eso creía, hasta que se me llegaron a juntar los gastos de mi pequeño negocio, la hipoteca, las deudas del auto y las diversas facturas, por poco no me dejaban en números rojos, comencé a sentir esa pesadez en los hombros y esos escalofríos bajando desde el cuello hasta mis lumbares, primera vez en toda mi vida que sentí esa sensación, pensé que a lo mejor era un mal mes, que solo tenía que adecuarme a esos cambios que había hecho en mi vida o eso quería que fuera. Aunque intentara no darle importancia a eso en mis horas laborales, no podía evitarlo porque era algo muy importante y era la primera vez que me ocurría algo así, comencé a tener un menor rendimiento que se vio amonestado en mi sueldo de ese mes, eso me puso aún peor, antes que estaba rozando estar en números rojos, había conseguido pasar la línea que no quería que cruzara. Así me pasé un buen tiempo, hasta que mi negocio quebró, no tuve más remedio que devolver el auto y alquilar algunos cuartos de la casa. Desde que quebró mi negocio fue restando la importancia en la empresa, hasta que llego el día en me despidieron porque era insuficiente y había generado una perdida de mi valor para la empresa en un tiempo sorpresivamente corto. Tuve que salir de mi casa, ver si vendía los muebles que en realidad ni usaba, vivía solo, creo que los inquilinos que tenía los usaban más que yo, vendí algo de mi ropa, mi reloj, mi celular que cambiaba cada vez que salía uno nuevo. Entonces, mírame aquí, ahora, cada vez llego a vender algo, pago deudas y compro una cajetilla de cigarros. Nadie me quiere dar empleo, me tildan de insuficiente, por mi corta edad y diversas cosas, por suerte mis padres me acogieron de nuevo, pero sí, mírame aquí, el niño que quería ser rico, me cegué tanto en lo material, en la apariencia, que nunca tuve un plan de apoyo, nunca ahorré, ni siquiera llegué a darle algo a mis padres. ¿En qué clase de hijo me convierte eso? Ahora no tengo nada, porque siempre quise ser rico y no exitoso, siempre quise ser portada en este mundo de páginas, siempre quise ser más, cuando solo me restaba. De nada sirve aparentar algo que no eres en realidad, algo que no eres por dentro, de nada sirve gastarse todo tu sueldo en lujos, sin pensar primero en las cosas básicas, sin pensar primero en la tranquilidad, me deje comer por el ego de demostrar lo que ganaba, cuando esos números nunca me hicieron vivir. El niño que quería ser rico, por los motivos que ya vieron, termino en banca rota, con la conciencia rota, el alma rota y una lágrima que no sabía para donde correr y corrió hacia dentro, donde más dolía.
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Pensamientos inéditos
AdventureEsta es la portada de un reto que me he propuesto, 365 días escribiendo algo todos los días, tiene que ser escrito el mismo día en que se publica, con tema libre y género libre, puede ser un texto, un poema, una conversación, etc. Se llama pensamien...