capítulo 3: iniciación al mal

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Ayer...

-¿Por qué sacaste a los invitados así?, ¿Qué está pasando? - preguntó Emilie.

- Escucha amor , necesito que me dejes solo, ¿Okay?. - dijo empujándola hacia el cuarto y después cerró, sabía que la curiosidad le invadiría y probablemente no le dejaría explicarle bien después.

La mujer trató de abrirla.

-¿Gabriel?- empujó al ver que los esfuerzos fueron inútiles, pero no sirvió - ¡Ésto es infantil, abre ya!.

Minutos después su esposo volvió, se veía devastado.

-¿Qué está pasando? - le preguntó la mujer rubia al ver su expresión.

- Tengo que decirte algo, Em, los secretos sólo están destruyendo nuestra familia.- se puso de rodillas ante ella.

Ella negó con la cabeza sonriendo, para tranquilizarse, gesto que ella y su hijo tenían en común.

- No entiendo...

- ¿Recuerdas cuándo usabas el broche que encontramos?, Queríamos usar esas joyas los dos, pero creímos que sería más discreto que no vieran superhéroes o personas con habilidades sobrenaturales siempre, que sería mejor usar el del pavo real, ya que cuándo cumplían su misión esos animales o protectores desaparecían y dependiendo de lo que quisieras sería muy discreto.

- Sí...

- Pero ese broche estaba roto...

- Y me pediste que ya no lo usara por qué no sabíamos que efectos tendría en mí, y no quería dejar a Adrien sólo. ¿Qué tiene que ver eso...?

- Bueno... Pues - se hizo un silencio - eso no fue lo que pasó realmente.- confesó.

Ella negó con la cabeza otra vez y soltó una risa.

- Okay...- dijo cómo si le acabaran de decir una broma - ¿Y según tú qué fue lo que pasó?.

- Tu... Moriste y yo tuve que usar el broche de la mariposa para encontrar los miraculous de la mariquita y el gato negro. Sí los juntabas podían concederte un deseo... Pero tenías que pagar un precio... Bueno, después te cuento pero, antes... Esas joyas tenían portadores, Ladybug y Chat Noir... Y yo... ¡No lo sabía, pero!, Chat era nuestro hijo.

La mujer se tapó la boca con una mano, en sus ojos se leía el dolor que le estaban causando esas confesiones.

- Tú... ¿Lo lastimaste?, Lo hiciste, ¿Verdad?- preguntó entre susurros.

Gabriel suspiró.

- La peor parte es qué... No sólo lo hice físicamente... Por querer traerte de vuelta, ya no hablaba con él, sólo quería asegurarme de que estuviera bien, pero me volví frío y distante... ¡Lo siento!, Pero... ¿¡Cómo se supone que seríamos felices sin tí?!.

Emilie no respondió, se quedó viendo a su esposo por unos segundos y después sonrío otra vez, pero retiró la mirada, ya que no había podido contener las lágrimas. Sollozó.

- Pero... Ahora todo está bien, ¿cierto?- preguntó secándose las lágrimas - Estamos todos juntos, o ¿Cuál era ese precio del cual hablabas?.

Cuándo se trataba de Gabriel siempre lograba darle al clavo.

- Ese ... - también rompió a llorar - ¡Le arruiné la vida, Em, jamás va a perdonarme!.- exclamó con la cabeza gacha.

La mujer le obligó a mirarla de nuevo levantando su mentón con una mano.

-¿Qué hiciste?- preguntó con seriedad. Al no obtener respuesta gritó - ¿¡Qué le hiciste!?.

- Ahora él jamás va a poder estar con ella.

te cuidaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora