capítulo 35: búsqueda sin rescate.

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- Ahora entiendo porqué te alarmaste cuando la hallaste en casa - dijo Luka.

Habían salido por unas malteadas a la heladería que se situaba cerca de la casa de la moren después de despedirse de la madre de Lila (por iniciativa de Luka).

- Disculpa por el infierno que debiste pasar allá dentro - respondió Lila.

- Creo que fue peor para tí que para mí. La verdad creo que solamente trata de ver con quiénes se junta su hija.

- Eso no le da derecho a entrometerse. Además, nunca le ha importado lo que sea de mi vida. ¿No me puede dejar en paz ahora?.

El chico suspiró y tomó su mano.

- Estoy seguro de que eso no es cierto.

Ella suspiró con fastidio.

- ¿Podemos cambiar de tema?

- Vale. Tengo una pregunta. ¿Qué es lo más cruel que alguien te ha dicho?
















Hace tres días...

Ladybug entró al cuarto dónde tenían esposado a Gabriel, junto con un agente.

- ¿Qué hacen aquí?- preguntó algo hostil.

Ladybug suspiró.

- Vinimos a hacerle unas preguntas...

- Más bien aclaraciones, éste caso está resuelto - corrigió el detective.

- Yo no hice nada.

- No, dejó que una chica de dieciséis años lo hiciera - comentó el detective.

- ¡Yo no le pedí nada!, ¡Ya les dije, que perdería más con eso!

- ¿Qué más podría perder, Gabriel? - le preguntó el hombre.

El Agreste se quedó callado.

- Exactamente, y bien dicen: una vez que tocas fondo, lo único que puedes hacer es subir, ¿No?. Ya tenemos los testimonios de las mujeres a las que contrató para hacerle el trabajo sucio. Ambos coinciden.

Ladybug suspiró.

- Además de su confesión de las primeras akumatizaciones, la que grabó Chat Noir.

- Algo no cuadra aquí - interrumpió Ladybug - Sí confesó el crimen anterior... ¿Por qué negaría las acusaciones de las akumatizaciones más recientes?

Gabriel Agreste volteó a verla con un brillo en los ojos, allá estaba la pieza que podría ayudar a defender su inocencia.

- Para reducir su condena. - afirmó con seguridad.

En ese momento otro hombre entró a la habitación.

- Dejen de interrogar a mi cliente. Soy Edmond Allard. El abogado del señor Agreste - dijo sin molestarse en estrechar la mano de las demás personas presentes en aquella habitación.

- No lo estamos interrogando, ya tenemos ambas confesiones y vimos que también es responsable de las akumatizaciones pasadas. Sería un ingenuo sí le creyera que no es responsable de ésto.

- Ellas bien pudieron haberse puesto de acuerdo para manchar el nombre del señor Agreste. ¿Por qué ellas dos no están aquí, siendo juzgadas igual que mi cliente?

- Por qué sus dos testimonios coinciden, y no tenemos razones para ponerlas bajo arresto.

- Ellas dos también fueron parte de ésto. En especial esa Nathalie, también fue su cómplice la vez pasada según tengo entendido.

te cuidaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora