Lila se miró al espejo, tomó las tijeras y se volvió a cortar otra vez su cabello castaño. Si Dupain de casualidad vió a alguien con ese estilo no podía arruinarlo... otra vez.
Llamó a Nathalie, no contestaba. Igual estaría ocupada...
Se acostó en su cama y miró al techo. Pensaba en lo cerca que estuvo, pero ésta vez no pensaba en otro plan, sino qué pensaba en lo cerca que estuvo de cumplir su deseo, tener la admiración, la vida de esa chica Marinette.
Cada vez que la escuchaba quejarse de lo desgraciada que era, de que era tan torpe, le daban ganas de ir a golpearla por ser tan idiota. Es decir: tener unos padres maravillosos, dueños de la mejor panadería de París, un grupo de amigos enorme y siempre era crush de chicos maravillosos.
Y además era Ladybug, la heroína que todos amaban y admiraban sin condición.
Suspiró. Cerró los ojos, sólo quería descansar...
- ¡Lila!, ¿Estás despierta?.
Mierda, había olvidado que era fin de semana, llegaba a las seis ese día.
- Eh... Sí - contestó.
- ¡Ay, que suerte!, Ven a cenar amor.
La chica no quería explicar el porqué no tenía ganas de una convivencia, y decidió darle gusto.
La mujer se sorprendió de verla con ese corte.
- Mia bella, ¿Qué te hiciste en el cabello? - preguntó tocando un rizo de la chica.
- Decidí hacerme un pequeño cambio.
La contraria sonrió. Se sentaron a comer, probablemente lo había pedido para llevar en algún restaurante.
La cena transcurrió en silencio, Mellea ya sabía que su hija no solía hablar mucho (o al menos no con ella), pero trataba de hacerle la plática.
"3, 2... 1" pensó para sí la chica.
-¿Qué tal tu día? - preguntó la de ojos miel, (cómo su nombre).
- Bien - respondió ella tratando de sonar lo más amable posible.
- Qué bien - respondió aquella mujer.
Mellea miró algo que tenía en su bolso, luego le sonrió a su hija.
- ¿De quién es cumpleaños
mañana? - canturreó.- ¿Qué es? - Lila fue directo al grano.
- ¿Qué?
- El regalo de papá, miraste tu bolso y te acordaste. Siempre es lo mismo.
Mellea suspiró con pesar y le entregó una pequeña caja. La chica comenzó a abrirlo.
- ¿Ahora?- cuestionó la mujer.
- Prefiero abrirlo ahora, mañana no estarás para verlo. - excusó, aunque la verdad se moría de ganas de saber algo de su padre.
En la caja había una libreta, un libro y una nota. La empezó a leer en voz baja, pero sintió la mirada de su madre, quién a juzgar por su expresión quería saber que decía. Suspiró, mejor decirlo ahora a qué husmeara en sus cosas.
- mi pequeña, te extraño mucho aquí en Italia. Cada día pienso en tí, pero dudo que sea bueno para tí cambiar de país cada fin de semana y no puedo dejar mi trabajo. Te mando una libreta para que escribas tus poemas, ¿Aún quieres ser poeta?, Sí no siempre podrías pedirme otra cosa. Te dejo un libro de Antonia Michaelis, es una escritora alemana, pero me pareció muy bueno... Después me escribes de que te pareció, ¿Vale?, Con cariño, papá.
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te cuidaré
FanfictionSECUELA de "te encontré" Parece que su amor es imposible, ¿podrán superar los obstáculos qué les pongan con tal de estar juntos? ¿o se perderán mutuamente para siempre?