¿Quién era yo para negarme al placer sexual? Tenía meses sin acción alguna que no involucrara baterías, y una chica solo podía tener suficiente del hule por un tiempo. Y el mamón estaba bueno, también. Era alto, lo que era para mí como más mil puntos, a lo mejor 1.90 o incluso más. Me gustaban los altos, podían cargarme.
Y me gustaba que me cargaran.
Su cabello era un rubio tostado que quedaba increíblemente bien con su piel, que aunque no era del todo blanco, tampoco era moreno. Estaba un punto medio, y dado a ello, sus ojos café-verdoso resaltaban más. Gracias a que ayer no se me olvidaron mis lentes pude notar ese detalle. Su rostro era puramente masculino, con ángulos fuertes y bien marcados. Mandíbula dura, recta, totalmente mordisqueable. Era el tipo de rostro perfecto para las portadas de revistas. Excepto por ese profundo ceño fruncido que parecía siempre traer consigo. Kade tenía el físico del hombre que te sumergiría en una profunda depresión.
Oh, estaba segura que en algún momento me arrepentiría de esta mierda. Pero era muy joven como para quedarme con las ganas de hacer algo. Y sabía que si me negaba, me la pasaría pensando en el "¿Y si?".
Como puntos extras, sabia manejarme en el mundillo de las relaciones sexuales sin compromisos. Jamás había tenido una relación seria, ningún noviecillo. Nada. No me daban ganas de tener una relación estable, las relaciones eran abrumadoras. Antes que estrellara mi celular y me quedara sin redes sociales, había visto el tipo de problemas que se tenía con las parejas de la actualidad. No quería que me estuvieran checando día sí, día también. Y tampoco quería ser yo la psicópata que se molestara por un me gusta, así que mejor solo verlo de lejos. Por lo tanto, tenía completa seguridad que las cosas no se desviarían del punto original.
Iba a ser un buen y brutal juego.
Arranque el último parche de cera de mi pierna, sintiendo el escozor por todo mi cuerpo, me sacudí para deshacerme de la sensación de mi piel en carne viva, al tiempo que palmeaba un poco con mi mano la zona depilada.
Listo, lampiña como un gato sphynx.
Tomé crema corporal entre mis manos y la repartí por todo mi cuerpo, el sutil olor a fresco llegó a mi nariz y respiré profundo, disfrutando de las partes que iba masajeando con suavidad. Estaba nerviosa, no mentiría. La espinita de la posibilidad que todo fuera una trampa seguía picando en mi nuca, pero tenía un plan de respaldo. Si yo caía, Kade Roman caería conmigo.
Mis manos se detuvieron antes de llegar a mi tobillo, mis pensamientos revoloteando de allá para acá. Si todo fuera una trampa, me aseguraría de ello, que Kade tambien cayera.
Profundo, tanto, que no saldríamos de ello.
»»»
Hubo el suficiente trabajo para que mi mente quedara despejada, fue un alivio el tener algo con que distraerme, y Lenz había venido a cenar conmigo, así que, no le dirigí mas que un pensamiento. Por que ya estaba por concluir mi turno, y él no aparecía. Aunque bien, ayer había estado esperando afuera.
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Barrabrava.
General FictionÉire lleva toda su vida siendo un Casuals, llevada desde niña al estadio Grand Montagne por su padre, Éire vive por y para su equipo, por y para su hinchada. Con la muerte de su padre, queda un lugar disponible en los líderes de Los del infierno, l...