✿ Capítulo Trece

562 99 45
                                    

Mirio había dejado de dar el cien por ciento de sí mismo en los ensayos, incluso no se mostró muy cooperativo en la prueba de vestuario, considerando que sería él quien narraría la historia tras bambalinas.

Por supuesto que Midoriya lo notó y, preocupado por el estado emocional de su amigo, le insistió más de una vez en que podía ausentarse por unos días, mas el rubio se negó todas esas veces con la excusa de que prefería mantenerse ocupado a que permanecer encerrado en casa con sus pensamientos carcomiéndole la cabeza.

Incluso Nejire trataba de animarlo, diciéndole que Amajiki volvería a su lado, que de algún modo la amistad que tenían renacería de las cenizas; aparte, todavía debía hablar con el susodicho sobre esta situación, ya que detestaba ver a su novio deprimido, como si ya no le importase nada.

Apenas faltaban dos semanas para la presentación, y Todoroki empezaba a moverse sobre el escenario blandiendo la katana que Bakugou le había conseguido para interpretar al "asesino solitario" de la obra. Con su traje de encaje completamente negro y las botas de cuero del mismo color, trataba de comprobar si su vestimenta tenía suficiente aguante para saltar o hacer movimientos bruscos sin que se desgarrara la tela.

Aunque bueno, además de la aparente "depresión" de Mirio, había quienes tenían sus propios líos mentales que buscaban olvidar con los ensayos y el trabajo que la obra les suponía. Izuku y Todoroki se otorgaban miradas cómplices durante la rutina, con el próximo encuentro que tendrían en la casa de la playa en mente; el peliverde sabía que sería otra "reunión" como las demás, pero algo en su corazón le hacía sentir que en esta ocasión podría ser diferente, mientras que el chico bicolor ideaba maneras para preguntarle eso.

Entre tanto, Bakugou revisaba que todo anduviera bien con la música ambiental, asegurándose de que nada saliera mal a último momento; y de ahí, pasaba a recordar la escenita con Kirishima y Tamaki, restregándole ambos en la cara su noviazgo.

Después de todo, había pasado demasiado tiempo y era evidente que Kirishima cambiaría y conocería a nuevas personas, además de que no tenía derecho a reclamarle nada y mucho menos de exigirle explicaciones. Tal vez ahora era demasiado tarde para arrepentirse de la infidelidad que cometió en contra del pelirrojo.

Cada uno tenía sus propios problemas e intentaban sobrellevarlos de la mejor manera posible.






°•~━━✥❖✥━━~•°






Tamaki se hallaba recostado sobre su cama, en su apartamento y con una taza de chocolate caliente humeando cerca de rostro. Había escuchado alguna vez que el chocolate era un antidepresivo para las mujeres, aunque no sabía si también era efectivo en los hombres.

Miraba hacia la ventana todavía rememorando ese lugar, ese momento y esa sensación que le hizo sentir como en el cielo; y es que quizá había subido tan alto, que no supo cómo reaccionar luego de la caída. Kirishima le había dejado en la entrada del apartamento, para luego desaparecer de su vista en la moto, tampoco le llamó al día siguiente, tal vez por arrepentimiento o porque no podía aceptar lo que hizo, o más bien lo que hicieron.

A Tamaki le dolería perder la amistad de Eijiro por algo así, ya que él también tomaba parte de la culpa, y porque a conciencia se dejó llevar entre ese beso y lo demás.

─Debería llamarlo de nuevo o ir a su departamento?─se cuestionó con aire distraído, comprobando la hora en la esquina superior derecha de la pantalla.

De pronto el celular comienza a vibrar, y el remitente de la llamada no es del agrado suyo, como siempre. Lo deja sonar por algunos segundos más, hasta que finalmente contesta.

Young Blood | MiriTamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora