✿ Capítulo treinta y uno

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Apenas Tamaki llegó a su apartamento, se dio por obvias razones una necesitada ducha. Se despojó por completo de la ropa, metiéndose bajo el agua caliente y dejando que ésta borrara la sensación de suciedad que sentía en su cuerpo.

"No puedes estar con alguien más si continúas queriéndome a mí."

"En eso tienes razón, le dejé en claro que no le utilizaría."

Entonces, que ahora estuviera con Kirishima a pesar de que decidieran ir lento, estaba mal? Tamaki todavía continuaba sintiendo cosas por Mirio, por lo que estar con alguien más sabiendo esto era engañarse a sí mismo y también engañar al pelirrojo...

Siendo así, debería terminar con él y de paso alejarse de Kirishima por un tiempo... en conclusión, distanciarse de todos por una causa aún mayor.

Sin embargo, habrían dos problemas con nombre y apellido que le impedirían llevar a cabo esa decisión, ya que el "quiero estar solo" podría ser fácilmente malinterpretado por las dos personas que fueron testigos cruciales de los peores momentos de su vida.

Kirishima no le dejaría solo ni aunque le pusiera una orden de alejamiento, alegando que podría sucederle otro accidente gracias a sus ya conocidas crisis, y Mirio no aceptaría por ningún medio dejarle solo, justificándose con el hecho de que él iría a embriagarse y a drogarse sólo para terminar otra vez envuelto en una pelea.

Y ahora ya no podría recurrir a Nejire...

Tras salir de la ducha, Tamaki se vistió y se quedó mirando por unos minutos al espejo. Su reflejo le devolvía la vista del chico que solía ser en antaño, completamente perdido y andando por lugares sin rumbo fijo, en donde siempre solía acarrear conflictos y nuevos vicios que hasta el día de hoy no parecían haberle abandonado.

Luego se percató de que la hinchazón en su mejilla derecha ya había bajado, pasando casi desapercibido el golpe recibido allí; únicamente su labio inferior conservaba una herida que fácilmente podría ocultar.

─No quiero volver a ser ese monstruo una vez más... ─se dijo con un tono de reproche en la voz, saliendo del cuarto de baño con el ceño ligeramente fruncido.

Todavía le quedaban algunas horas para entrar al trabajo, preguntándose ahora en qué podría desperdiciarlas. De repente recordó tener en uno de los cajones de su escritorio sobrecitos con cierta sustancia dentro, por lo que viéndolo como única opción, se dirigió en busca de uno de éstos; luego procedió a echar algo del contenido en un papel especial, prendiendo al final uno de los extremos y comenzar a ingerir mediante caladas el componente en cuestión.

Sí, tal vez en lo de drogarse Mirio no se equivocaba.

Ansiaba relajarse por un rato, queriendo tener aunque fuera un momento para sí mismo. Quería poder elegir libremente y sin ataduras lo que creía mejor para su vida, incluso si fuera algo egoísta de su parte; ya se sentía un poco cansado de pensar siempre en los demás.

Por qué no arruinarlo todo y dejar que las consecuencias hagan de las suyas?

De pronto lucía muy tentador y divertido para el azabache llamar a Nejire y revelarle todo, y después dejar que las discusiones y problemas fluyeran por sí solos; le encantaría saber cómo lidiaría Mirio con su amada novia una vez que ella lo supiera todo.

Tamaki dejó caer su cabeza en el respaldo del sillón, liberando parte del humo hacia el techo, con extrema lentitud; la vida se le estaba escapando y él apenas se daba cuenta.

─También está lo del viaje... ─se recordó en un suave murmuro, sabiendo que debería posponer la decisión de alejarse de todos por ahora─. No lo voy a utilizar, prefiero dejarlo antes de hacerle eso...

Young Blood | MiriTamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora