Young Blood | MiriTama

✿ Capítulo cincuenta y uno

Tamaki caminaba por las calles sin rumbo fijo, malhumorado y hastiado de esa situación, de su vida y convencido de que su destino era morir solo.

Pudo ver, y gracias a su ahora quiebre con Kirishima, que no estaba hecho para mantener una relación; quizás no estaba preparado, pero sí era seguro que siempre habría algo escondido y listo para arruinarlo absolutamente todo.

Debió seguir siendo el mejor amigo de Eijiro, ninguno de los dos necesitaba relacionarse de una forma romántica y que comprometiera los buenos momentos que en antaño habían vivido juntos; por qué fue él tan idiota de haberle dado comienzo a algo que por donde lo viera no tenía ni pies ni cabeza, y mucho menos un futuro?

En más de una ocasión Kirishima le había preguntado si es que estaba seguro de querer seguir adelante, como si hubiese estado intuyendo que sucedería esto.

Aunque bueno... si terminaba perdiéndolo a él también, ya no sería ninguna novedad.

─Estoy condenado a pasar el resto de mi jodida vida solo─sentenció Tamaki para sí mismo, sonriendo con amargura, siendo las estrellas nuevamente testigo de su miseria.

Cualquiera diría que a sus veintiún años estaba únicamente en la cúspide de su juventud, y que apenas comenzaba a vivir; muy por el contrario, Amajiki ya sentía que había pasado por bastante como para querer continuar.

En momentos como ese, su yo de diecisiete años le amenazaba con volver a salir, llevándole de cuenta nueva a sobrepasar los límites y hacerle terminar en ya sabía donde.

Y por supuesto, Tamaki no iba a tocar fondo otra vez. Había aprendido de sus errores, tampoco pensaba huir de la manera más cobarde sólo por haber dado un "pequeño" tropiezo.

Por ello fue que sus pies le llevaron a cierto lugar, aunque sabía que no podría entrar sin una autorización previa. Alzó la vista para contemplar el departamento enfrente suyo, fijándola en el piso exacto en el que su objetivo residía.

Sabía que no tenía nada que hacer allí, mas no quería regresar a casa y mucho menos estar solo. Sus pensamientos a veces eran muy traicioneros, incitándole a hacer cosas de las que después se arrepentiría.

─Veamos... ─murmuró en el silencio, tomando asiento tranquilamente en la acera; sacó el móvil y le marcó a cuya persona ahora esperaba allí fuera.

El tono de marcado duró más de lo normal, pero Tamaki se negó a desistir.

─No es un poco tarde para que me estés llamando?─la voz de Mirio al otro lado de la línea se hizo escuchar, aunque su pregunta sonó de por sí algo tosca─. O es que acaso estás ebrio de nuevo?

─Mi vida está arruinada, y bien podría estar emborrachándome ahora mismo─le respondió Amajiki con aplomo, centrando su vista ahora en el suelo─. Pero no. Luego de pensarlo, decidí que no hay peor forma de hacerme daño que volver a ti, aunque en un contexto distinto.

─Sabes, no creo que sea una buena idea─para su sorpresa, Togata rechazó sus intenciones, con ese tonito de voz en plan de desacuerdo─. Tú estás con otra persona y yo preferiría no tenerte cerca...

─Dos cositas─le interrumpió Tamaki, sopesando esas últimas palabras; no se había esperado escuchar eso─. Ya no tengo pareja, pero tampoco me comuniqué contigo con intenciones románticas─le aclaró tajante, para enseguida reír─ yo solo quiero estar contigo... como mi mejor amigo que eras.

─Es una broma, cierto?─a Mirio le había pillado volando bajo esa información, además no podía ser posible; no así de una forma tan repentina─. No puede ser que ustedes dos hayan terminado.