✿ Capítulo Dieciocho

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Tal y como Tamaki pensó, Kirishima se fue rápidamente del trabajo apenas el turno de ellos acabó, a las seis en punto. No se despidió y evitó siquiera pasar por su lado, aunque ahora ya no le provocaba esa incómoda sensación de rechazo por lo que había pasado entre ellos. Su mejor amigo necesitaba aclarar sus pensamientos y para eso tenía que darle su tiempo a solas.

Los dos tomaron caminos distintos tras finalizar su jornada laboral, por lo que Amajiki se colocó sus audífonos, tomándose su tiempo para llegar a casa. Ahora que lo pensaba, hacía unos días que no se sumía en uno de sus entrañables vicios, y era satisfactorio saber que podía dejarse llevar gracias a que Nejire mantendría a Mirio lejos de su lado.

Definitivamente podía contar con ella, incluso puede que ya no la odiase tanto.

Fue así que pasó a un minimarket de camino a casa, saliendo con una caja de cervezas poco después. Una vez que llegó al apartamento, dejó ésta sobre la mesa, para luego darse una ducha rápida y poder degustar tranquilo el amargo néctar bajando por su garganta.

Después de todo podía tener un momento de paz para sí mismo, bebiendo con total calma y sin que nadie le juzgara por hacerlo. Se asomó por el balcón que daba vista hacia las calles de esa zona, percibiendo gustoso la brisa que le concedía el atardecer.

"No creo poder darte... una respuesta, no hoy" recordó mientras su mirada se perdía en los metros que le separaban del suelo, frunciendo levemente el ceño.

Qué es lo que haría si Kirishima acababa sintiendo algo por él? lo más obvio que podría esperar sería que le correspondiera, pero de seguro el asunto de Mirio se interpondría una vez que hablaran sobre ello.

De pronto los tragos empezaron a hacerse más continuos, más largos y pesados, solo por querer borrar sus dudas y problemas un segundo; un sólo segundo que le terminó jugando en contra.

De momento no se sentía ebrio, pese a que percibía un leve desequilibrio en su cuerpo al caminar.

─Mierda... ─Tamaki intentó recuperar la coordinación en sus movimientos, llevándose una mano a la frente para luego sonreír─. Bien, otra más.

Sin embargo, cuando iba a sacar otra cerveza de la caja, unos golpes a su puerta le hicieron frenar en seco; quién era?

Amajiki, irritado a más no poder por ser interrumpido, se dirigió a abrir la puerta sin imaginar a la persona que esperaba del otro lado.

─Quién demo-...?─su pregunta quedó en el aire, con el dueño de ésta congelado detrás de la puerta al abrir; no, no y no─. Mi-Mirio?

─Menos mal! pensé que no te encontraría al venir─exclamó Togata, haciendo ademán de acercarse, pero el azabache retrocedió asustado─. Tamaki?

"Por qué a mí? por qué ahora?" se preguntaba Amajiki, sintiéndose miserable y a la vez traicionado por Nejire. Por qué Mirio estaba allí? por qué ella no se encargó de cumplir su maldita parte del trato y alejarlo lo más posible de él?

─...Dame un momento!─y con ello Amajiki cerró la puerta de golpe, corriendo a buscar cualquier cosa que no dejara en evidencia el aroma a alcohol.

Maldecía a cualquier cosa que se le ocurriera mientras se echaba todo el perfume que tenía en su habitación, también al ocultar las cervezas en ésta e incluso mientras se cepillaba los dientes con toda la pasta dental posible.

Y todo en tiempo récord.

─Se me pasará... voy a estabilizarme con el paso de los minutos─el azabache parpadeó continuamente, hasta estar seguro de que no mostraba señales de ebriedad en su cuerpo. Tras ello, regresó a la puerta, inspiró hondo y la abrió.

Young Blood | MiriTamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora