✿ Capítulo Veintinueve

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Tamaki apoyó su cabeza contra la pared, tratando de contar cada una de las estrellas que en silencio observaban y se reían de su patética vida

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Tamaki apoyó su cabeza contra la pared, tratando de contar cada una de las estrellas que en silencio observaban y se reían de su patética vida.

─Dejen de parpadear, que me confunden... ─las regañó, iniciando el conteo de nuevo.

Por otro lado, sabía que algo muy al fondo en su interior se arrepentía de haber llamado a Mirio, y de la gran mentira que había significado decirle a Kirishima "quiero estar solo"; en ese mismo instante se odiaba por ello.

Le llevó minutos esperar a que el nombrado llegara, sentado en el frío suelo y con su rostro doliendo por culpa de los golpes que él por cuenta propia se había buscado; hacía tiempo que no experimentaba la adrenalina de una buena pelea, y vaya que estaba oxidado en ese aspecto. Eso sí, podía asegurar que aquel imbécil que se atrevió a enfrentarle terminó más herido que él.

Poco a poco fue cerrando sus ojos, dando ya por hecho que Togata no lo encontraría y que pasaría la noche allí; sin embargo, unos pasos a lo lejos junto con una voz llamándole preocupado le hicieron darse cuenta de que todo le había salido al revés una vez más.

─Tamaki!─Mirio no lo dudó al momento de arrodillarse a su lado tras verle sentado y golpeado en el suelo; esa fuerte chispa de sobreprotección volvía a brillar con fuerza otra vez─. Cómo fue que terminaste así?

─Mirio, en serio viniste... ─Amajiki volteó su rostro para verle, aunque su vista se había vuelto borrosa en esos minutos de soledad─. De verdad quieres saberlo? es toda una anécdota...

─Ven aquí─Togata le levantó, logrando ponerle en pie y estabilizarlo lo más posible; luego le pidió que pasara uno de sus brazos por sobre sus hombros, cosa que el azabache de milagro hizo sin siquiera rechistar─. Crees que puedas caminar hasta que lleguemos a mi departamento?

─Me estás llamando débil o qué?─le cuestionó Tamaki ligeramente molesto, a la par en que ambos empezaban a caminar.

─Bien, retiro lo dicho─se apresuró a decirle el rubio, siguiéndole el ritmo sin ninguna prisa; había percibido el aroma a alcohol viniendo del otro, mas prefirió omitir ese detalle por ahora.

En el trayecto Tamaki tropezó sobre sus propios pies más de una vez, teniendo que ser sujetado con fuerza por Togata, ya que sin duda no le iba a dejar caer. Por extraño que parezca, ninguno de los dos se sentía incómodo, y menos por la cercanía en la que estaban; de momento todos sus problemas y desacuerdos pasaban a segundo plano con tal de que el azabache llegara sano y salvo a casa.

─Ya puedes soltarme, a partir de aquí puedo ir solo─le ordenó Tamaki cuando llegaron a la recepción del departamento, aunque se indignó al ver que el rubio no le hacía caso─. Mirio, escuchaste lo que dije?

─Te doy dos opciones, una es que te calles y me dejes seguir llevándote─le respondió éste tranquilamente─. O dos, que te lleve como princesa sin importar que patalees o hagas berrinche.

Young Blood | MiriTamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora