✿ Capítulo cincuenta y dos

325 40 42
                                    

El sueño de Tamaki se vio interrumpido por el estridente sonido de una llamada en su celular, y tanteando aún dormido el sillón sobre el que se hallaba recostado, dio con el bendito aparato.

Se frotó los ojos para ver con más claridad el nombre en la pantalla, sintiendo que el sueño le abandonaba de forma violenta y despiadada; un día nuevo y lleno de dudas se anunciaba a primera hora de la mañana.

No estaba seguro de si contestar o ignorarle, medio abochornado por la forma tan infantil en la que dejó a Kirishima el día anterior. Por alguna razón, ahora mismo no tenía ánimos de lidiar con un "quiero volver" y un "por favor no me dejes, aún te quiero." Suficiente ya tenía con soportarse a sí mismo.

Pero, no podía permitirse ser tan egoísta con el pelirrojo por mucho tiempo.

─...Kirishima─respondió al cabo de unos minutos, levantándose y abriendo las cortinas, percatándose de que el sol apenas había salido─. Que me llames tan temprano te hace una persona literalmente puntual.

Escuchó una risa nerviosa en anticipación de una respuesta.

─Es que estaba... preocupado por ti─le escuchó justificarse a medias─. Por la manera en la que te fuiste ayer...

─Pues... sigo vivo y no he hecho ninguna estupidez─le confirmó Tamaki─. Aunque, bueno... perdón por mi comportamiento. No debí... reaccionar así.

─No esperaba menos, después de todo es mi culpa─le respondió Kirishima, oyéndose arrepentido─. Te hice enfadar, te pregunté algo que simplemente estuvo fuera de lugar y...

─Estas cosas se hablan en persona, Kirishima─le interrumpió Tamaki, sintiéndose disgustado porque se estuviese culpando de nuevo.

─Entonces... quieres hablarlo?─preguntó el pelirrojo, medio inseguro y dudoso.

─Te mereces una explicación, después de todo─razonó Amajiki, en un tono de voz más conciliador; no sabía lo que podía salir de esa conversación, pero tenía esperanzas de que fuera algo bueno.

Si al menos no podían volver como novios, podrían quedar en buenos términos y ser amigos nuevamente. Tamaki acordó en que iría a su casa por la tarde, ya que aún era demasiado temprano y quería seguir durmiendo un poco más. Tras cortar, se recostó otra vez en el sillón y dejó el móvil a un lado, cerrando sus ojos en el proceso.

El silencio que inundaba la estancia fácilmente podría hacerle volver a dormir, sin embargo le fue imposible después de un rato. Al final, Mirio le había dejado pasar la noche allí, alegando que podría pasarle algo si andaba por las calles a tales horas de la noche; rio quedito ante el recuerdo, algo orgulloso de saber que una discusión ya no pudo abrirse paso entre ellos.

Tal vez las cosas estaban cambiando para bien, con el único costo de dejar algunas otras atrás.

Pero también habían otras cosas que simplemente jamás iban a cambiar.

Supuso que el rubio seguiría durmiendo, y que por la hora no pensaba ir a clases ese día. Tamaki también tenía que ir a trabajar, pero la idea de renunciar se le estaba haciendo muy tentadora; además, Kirishima tenía a sus amigos allí, por lo que no era correcto que se fuera él para no incomodar al azabache.

Amajiki abandonó el sillón para dirigirse al baño, esperando que a Mirio no le molestara el hecho de usarlo. Cerró la puerta con el menor ruido posible, para luego mojarse la cara y despabilarse por completo con pequeñas cachetadas; tendría que alistarse mejor una vez que se fuera a casa, ya que lo menos que podría hacer por Eijiro era lucir presentable.

Tras terminar con el baño, se detuvo frente a la puerta de la única habitación que allí había, y la curiosidad se manifestó más fuerte que nunca en su interior. Caminó hasta la puerta, giró el pomo de forma cautelosa y con cuidado comenzó a abrirla, asomándose por la abertura que ahora tenía.

Young Blood | MiriTamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora