✿ Capítulo Veintiséis

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Kirishima desprendía una fragancia bastante acogedora.

Tamaki podía comprobarlo al estar acurrucado entre sus brazos, y algo distinto de aquel entonces, Eijiro le hablaba de cualquier tema aleatorio con tal de distraerle y hacerle reír. El azabache se limitaba a escucharle en silencio, agregando algún que otro comentario acerca de dicho tema, compartiendo leves risas a momentos.

─Cómo es que nunca supiste que eras alérgico a la crema de maní?

─Mis padres nunca me lo dijeron, creo que ni ellos lo sabían; terminé descubriéndolo de una forma no muy agradable─le respondió Kirishima, recordando con una amarga nostalgia aquel día.

Amajiki volvió a reír, alzando la mirada para contemplar el rostro nostálgico del otro; fue entonces que una duda surgió en su interior.

No estaba siendo demasiado egoísta con Eijiro?

Tenía que soportarle en cada oportunidad en la que se sintiera débil, en la que volviera a romperse sin poder contener sus emociones con facilidad; y pese a todas esas situaciones en las que le vio vulnerable, decidió permanecer a su lado.

─Oye, Tamaki─le llamó Kirishima de repente, sacándolo de sus pensamientos─. Todavía quieres ir de viaje conmigo?

─Ah, es cierto... ─el aludido se incorporó, sentándose a un lado del pelirrojo─. Me había olvidado del viaje...

─No me molestará si cambias de opinión.

─No he desistido aún de ello─le dijo Amajiki con voz firme, otorgándole una pequeña sonrisa─. Claro que todavía quiero ir, contigo.

─Genial!... ─Kirishima volvió a observarle, con sus ánimos renovados─. Aunque nos tomará algunos meses reunir el dinero suficiente.

─No importa, lo único que quiero es alejarme de aquí... de todo─trató de mantener la sonrisa a pesar de sentirse deprimido nuevamente, ya no quería seguir preocupando a Eijiro con sus absurdos problemas sentimentales.

Éste último solo atinó a asentir, sin querer prolongar por mucho más tiempo ese asunto; mientras menos Tamaki lo recordara, mejor. Pasadas las horas el azabache se decidió a dormir una siesta, ya que sentía los ojos un poco cansados, y el pelirrojo lo dejó solo en su habitación.

Él aún no tenía demasiado sueño, así que optó por leer algún libro. Encendió las luces del living, se dejó caer relajadamente en el sofá y comenzó con su lectura; apenas eran las nueve de la noche, y no tenía nada interesante que hacer, además de leer.

Por alguna razón le aliviaba saber que tenía a Tamaki descansando, que estaba allí a su lado en caso de que tuviera otra crisis que pudiese terminar mal; por otro lado, recordaba el día en que el azabache le contó que se había enamorado de su mejor amigo, y de lo desafortunado que se había sentido cuando se enteró de que Mirio se había vuelto el novio de Nejire.

Recordaba bastante bien las noches en que el alcohol corría por su organismo, en donde Amajiki bebía, lloraba y le decía que ya no podía soportarlo, que no tenía la fuerza suficiente como para evadir lo inevitable; en un primer momento Kirishima no entendió a qué se refería, solo consiguió comprenderlo en aquel tiempo cuando le llamaron para avisarle que Tamaki acabó en el hospital, y que gracias a Mirio se había logrado salvar.

Se sintió tan estúpido. Las crisis que embargaban a Tamaki sólo se fueron acumulando, día tras día, y cada una de ellas lo había llevado a tomar aquella decisión; porque a veces el amor puede ser demasiado fuerte, tanto que un paso en falso puede llevarte a desear acabar con todo.

"No dejaré que se vuelva a repetir" zanjó Eijiro mientras continuaba con su lectura; ésta vez estaría para Amajiki en todo lo que pudiera, sin dejarlo en sus momentos de debilidad, incluso si le golpease para que le dejara solo.

Young Blood | MiriTamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora