✿ Capítulo cuarenta y uno

408 60 47
                                    

Su apartamento se sentía demasiado grande y vacío, además de frío y desolador; no habían sido demasiados días, pero finalmente estaba de vuelta en casa.

Dejó sus pertenencias a un lado del sillón, dirigiéndose a abrir las ventanas para que aquel lugar se viera vivo una vez más; necesitaba ventilarse y dejar entrar la luz del sol.

Kirishima se había ido directamente a su casa, prometiéndole que le vería al día siguiente. Mientras tanto Tamaki sólo escuchó el silencio envolverle, después de estar en una ciudad extranjera llena de ruido y ajetreo.

Minutos después se encargó de guardar su ropa en donde correspondía, dejando alguna que otra prenda en el cesto de ropa sucia; luego se encargaría de eso. Cuando estuvo en su cuarto, se detuvo a los pies de la cama, observando ésta con una no muy agradable sensación; saber que ese recuerdo había sido reemplazado por otro más bonito le llenaba de dicha, mas por alguna razón continuaba sintiéndose vacío.

En algún lugar escondido sentía que algo le faltaba.

Negó para sí mismo, diciéndose que todo estaba bien. Que ahora ya nada podía faltarle gracias a Kirishima, que él sería todo lo que le complementara y que ya nada más podría interponerse en lo que tenían.

Fue así que unos golpes a su puerta le sobresaltaron, preguntándose extrañado quién podría ser; nadie sabía que volvía hoy, cierto?. De repente se detuvo antes de tomar el pomo de la puerta, considerando la posibilidad de que fuera Mirio.

Si se trataba de él, ni por asomo le abriría. Además, que estaría haciendo allí? de seguro vendría a pedirle explicaciones por la foto que sin querer posteó, pese a que ya no tenía ningún derecho de reclamarle nada; unos nuevos golpes y esta vez más fuertes le sacaron de sus cavilaciones, por lo que inhaló y exhaló antes de abrirle a quien sea que estuviera al otro lado de la puerta.

Y, al contrario de lo que esperó, una brusca bofetada fue lo que recibió, una que le obligó a retroceder; qué tenían todos con golpearle en el rostro?

Entre sorprendido y aturdido alzó la mirada, encontrándose de lleno con el rostro rojo y empapado por lágrimas de Nejire; por qué estaba allí?

─...Desde cuándo?─fue lo primero que le preguntó, con el nudo en su garganta destacando por encima de todo.

El silencio le dio a entender a Tamaki lo que realmente estaba pasando, y de alguna manera no se mostró apenado ni mucho menos arrepentido; de pronto ya no quería lamentarse ni arrodillarse para rogar su perdón, por lo que simplemente se echó a reír, aún con su mejilla doliendo.

Nejire parpadeó totalmente desconcertada, sintiendo que la rabia empezaba a consumirla por completo en su interior; su corazón latiendo deprisa, con sus piernas flaqueando de vez en cuando.

─Eso, búrlate de mí─le soltó ella dolida, apretando ambos puños a sus costados─. Se sintió genial verme la cara de estúpida durante todo este tiempo, verdad?

Tamaki hizo como si se secara una lágrima, y a tiempo detuvo la diestra de la peliazul, que se dirigía nuevamente hacia su rostro.

─Ya fue suficiente─la voz del azabache cambió drásticamente, tornándose fría de súbito; presionó contra la muñeca de Nejire, mas sin llegar a lastimarla─. Esperas que me disculpe? que te explique cómo fueron las cosas en realidad? quieres saber cómo empezó toda esta mierda?

Nejire no tuvo chance de responder, ya que Amajiki jaló de su muñeca con fuerza, dejándola dentro de su estancia y cerrando la puerta abruptamente a sus espaldas.

─Yo sólo... quiero saber por qué... por qué? si yo confié en ti─masculló ella, apoyándose contra la pared, consternada de ver la indiferencia que el otro dejaba ver.

Young Blood | MiriTamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora