✿ 46: Recuerdos del pasado | Última parte.

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La graduación de preparatoria acabó llegando más pronto de lo que imaginó, y Tamaki quiso llorar al verse incluido entre los graduados.

A pesar de las dificultades, de los problemas y de los constantes "me rindo", consiguió pasar su último curso y dar inicio a la etapa universitaria de su vida.

Un día después de la graduación, los de su clase decidieron hacer una "pequeña" fiesta para festejar que por fin terminaban la escuela y que ahora iniciaban la vida adulta; para Tamaki era estúpido, ya que él se seguía sintiendo como un niño.

Y por supuesto, él se negó de todas las maneras posibles de asistir a esa fiesta, alegando que se sentía fuera de lugar en ese tipo de ambientes y que para nada iba a encajar allí; tampoco tenía intenciones de ir a hacer el ridículo.

No te apetece celebrar?─le había preguntado Nejire en una oportunidad, cuando quedó de salir con Tamaki a un lugar en particular.

No tengo alma de fiestero─le respondió éste de una forma arrogante, mostrando por todas partes su desánimo e indiferencia─. Además, nunca interactué con nadie de la clase; tú y Mirio son los únicos que reparaban en mi presencia.

No seas así, Amajiki! qué tengo que hacer para convencerte de que vayas?─ella le sostuvo del brazo, haciendo un puchero.

"Terminar con Mirio, por ejemplo; iría hasta con disfraz, incluso" le dijo Tamaki con la mirada, sintiéndose mal por sus absurdos y egoístas pensamientos; en fin, qué tiene de malo soñar un poco?

Olvídalo, Nejire─se safó suavemente del agarre, notando apenas el lugar al que la peliazul le había arrastrado─. Y esto?

Ah, bueno! creí que tu opinión sería suficiente para elegir el traje que me pondré ese día!─Hadou sonaba entusiasmada, y sin hacerle esperar, se llevó consigo al azabache dentro de la tienda.

Y por qué yo exactamente?─le preguntó Amajiki confundido, sentado en una banca dispuesta a un costado de un espejo de cuerpo entero; la peliazul aún yacía en el interior del probador─. Debería ser Mirio el que estuviera aquí, ayudándote a elegir.

Mirio es un poco ambiguo para estas cosas─le recalcó Nejire, saliendo del probador con un reluciente vestido celeste, uno que resaltaba su impresionante figura; específicamente su busto─. Claramente me diría que me veo bien con todo lo que me ponga, y ese tipo de opiniones abstractas no me sirven.

Amajiki tuvo que parpadear un par de veces, para luego recorrer con sus ojos el cuerpo de la fémina; su cabello contrastaba con el color del vestido, y su cintura se acoplaba perfectamente a lo angosto de la tela. Demasiado deslumbrante.

Entonces? qué tal me veo?─quiso saber ella, dando algún que otro giro, sin tener idea de lo incómodo que estaba poniendo al azabache; mas no en el mal sentido.

Quizás podía estar lejos de acertar, pero Hadou era realmente hermosa, como si ninguna imperfección pudiera notarse en ella. Tenía todo lo que un hombre podría desear en una mujer, y obviamente ella sola bastaría para tenerlos a todos a sus pies; ahora comprendía por qué Mirio la eligió a ella, además de ver más allá de sus curiosas cualidades junto con su modo de ser.

"Mientras que yo... no le llego ni a los talones" concluyó Tamaki con pesar, suspirando en el acto; por qué no pudo fijarse en una mujer? a lo mejor tendría muchas más oportunidades a su alcance.

Sinceramente, no creo que nada pueda quedarte mejor que eso─le respondió Tamaki luego de unos minutos, poniéndose en pie; le dio un último vistazo, sintiéndose diminuto frente a ella─. A más de uno le robarás el aliento si vas así, aunque no creo que a Mirio le moleste.

Young Blood | MiriTamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora