✿ Capítulo cincuenta y tres

229 34 22
                                    

─No llevas ni medio año aquí─Fatgum no podía ocultar su sorpresa; el azabache no era un trabajador precisamente modelo, sin embargo era puntual y dedicado a sus labores─. En serio quieres renunciar?

─Sí, ya lo decidí─sentenció Tamaki, en un tono de voz sereno pero seguro─. Y, si es posible... quisiera mantener para mí mismo las razones.

El que hasta ahora había sido su jefe le miró fijamente por unos segundos, como si quisiera descifrar por su cuenta y en silencio los motivos detrás de su renuncia; un único nombre vino a su mente.

─No sabes lo mucho que me apena que las cosas tengan que ser así─Fatgum se reclinó en su asiento, notando que Amajiki mostraba una imperceptible sonrisa─. Mas si es tu decisión y no piensas dar marcha atrás, no me dejas más opción que aceptar tu renuncia.

─Muchas gracias─le dijo Tamaki de forma benevolente─. Y gracias... por haberme dejado trabajar aquí.

Fatgum asintió, absteniéndose de hacer comentarios o preguntas inapropiadas; él ya podría tener sus años y todo, pero aún lograba captar problemas de "adolescentes."

Tendría que hablar con Kirishima más tarde.

Tras acabar, y quedando completamente desligado de ese lugar, Amajiki se apresuró a irse lo más lejos de allí en pos de no toparse con el pelirrojo. No tenía ánimos de escucharle, mucho menos de recibir explicaciones que por alguna razón creía no merecer; todavía continuaba confundido con respecto a aquello que vio.

Acabó comprando una cajetilla de cigarros de camino a casa, contemplando desde ya la desolada noche que le esperaba. De momento no quería sumergirse en el alcohol, ya que sus propios pensamientos le provocarían una resaca.

Una vez llegó a casa, se colocó una ropa más cómoda para luego situarse en el sillón, trayendo consigo un encendedor y los cigarrillos; supo que no habría marcha atrás en cuanto el humo tóxico comenzó a filtrarse por el lugar.

En alguna parte de su subconsciente, Tamaki se hallaba desesperado por aclarar sus pensamientos, sus ideas y sobre todo sus sentimientos; se convencía a sí mismo que no tenía por qué molestarse con Kirishima al verle besándose con Bakugou, dado que su relación había terminado horas antes y que de alguna manera no tenía derecho a sentirse afectado por ello.

«Si estuviera realmente enamorado, ahora mismo estaría llorando» se dijo de un modo un tanto egoísta, expulsando despacio el humo desde sus labios. Sabía que Kirishima no desistiría en cuanto a darle explicaciones, cuando en realidad Amajiki sentía no merecerlas.

Y pudo comprobarlo cuando unos golpes tocaron a su puerta, exaltados y constantes. Tamaki no se movió un ápice de su lugar, haciendo de cuenta que la nicotina colándose por su organismo era mucho más grata que recibir a la persona detrás de esa puerta.

─Tamaki!─tal y como supuso, se trataba de Kirishima─. Necesito hablar contigo! así que ábreme, por favor!

Amajiki observó la puerta desde su punto de forma estoica, sin embargo la devolvió al ya poco cigarro que le quedaba.

─Estás ahí, cierto?─preguntó el pelirrojo, cesando los golpes─. Por lo menos dame una señal de que estás escuchándome!

Kirishima no necesitaba confirmar lo primero, ya que ver luz bajo la puerta se lo confirmaba por sí mismo. Otra cosa era saber que el azabache estaría dispuesto a escuchar lo que tenía que decir, ya que se negaba a dejar las cosas tal cual como estaban; tampoco quería que Tamaki se hiciera ideas erróneas sobre su persona, que empezara a creer que todas sus palabras habían sido únicamente una mentira.

Young Blood | MiriTamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora