DIECINUEVE

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Capítulo diecinueve: La cena


 Verla con ese vestido rosa era como ver a una mujer y a una niña en un solo cuerpo, era adorable ver su sonrojo cada vez que yo me quedaba viéndola demasiado, me hacía recordar a mi pequeña sobrina Tina cuando se enoja y hace pucheros, lo malo

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Verla con ese vestido rosa era como ver a una mujer y a una niña en un solo cuerpo, era adorable ver su sonrojo cada vez que yo me quedaba viéndola demasiado, me hacía recordar a mi pequeña sobrina Tina cuando se enoja y hace pucheros, lo malo... es que ese maldito vestido hacía que sus curvas resalten y marquen su figura de reloj de arena.


Eso no era lo mejor, mi cuerpo reaccionó de una manera que no me agradó al verla. O digamos que no me agradó por qué no era el mejor momento para tener que excusarme por qué mi miembro resaltaba.


¡Ya basta! solo es Bella, ella te está ayudando.


- ya estamos por llegar- fue lo único que dije haciendo que la castaña asienta mientras me observaba, notaba lo tensa y nerviosa que estaba a kilómetros. Claro que la entendía. A mí me sucedía exactamente lo mismo

- ¿tus padres tienen mascotas?- su pregunta me tomó por sorpresa, no esperaba que me diga eso.

- creo que tenían un viejo hámster. Realmente no recuerdo mucho su hogar, no puedo ir a verlos seguido - era triste eso, con el trabajo que mantenía a diario se me complicaba la situación de visitar a mis progenitores.


Mi madre siempre me decía que me estaba matando y que debía parar en algún momento, no era bueno para un hombre joven trabajar tan duro. Mi padre me decía que lo entendía, el siempre, antes de retirarse, trabajó muy duro para darnos una buena vida.

Lo malo es que el trabajo no era lo único que me mantenía ocupado, Pilar, por muy malo y estupido que suene, era otra razón para no visitar a mis padres.


- eso está mal - la observé unos segundos para volver a mirar el camino. Solo quedaban unos cinco minutos antes de llegar.

- mi trabajo me impedía ir a visitarlos, siempre estaba muy ocupado, ya sea con muchas reuniones con accionistas, socios, desfiles, entrevistas, ediciones o hacer papeleo para que los empleados reciban sus salarios.

Ella parecía no impresionarse o sorprenderse con eso, más bien se veía normal, sin mostrar sus expresiones faciales.

- Matt eso parecen muchas responsabilidades, y créeme te entiendo pero tus padres son eso... tus padres, ellos son los que estuvieron para ti en todo momento. Estoy segura que te aman y saben que estás ocupado aún así creo merecen una visita diaria para saber que tu sigues bien. Que demuestres que los extrañas, aunque sea una video llamada. Eso significa mucho.


Aparque el auto en casa de mis padres mientras volteaba el cuerpo hacia ella y sonreia, se que debe ser duro estar en otro país sin familia y Bella solo intentaba ayudar. Haciéndome ver como un idiota insensible.


Aquí viene la parte donde le dices la verdad.


- Pilar y mis padres se odiaban mucho Bella- yo suspiré y volví mi cuerpo para adelante mientras de reojo la observaba fruncir el ceño.

- ¿a qué te refieres con odiar?

- es una historia bastante larga, y quizás otro día te la cuente, pero digamos que Pilar nunca les ha caído a mi familia del todo bien.

Ella asintió mientras miraba la casa de mis padres, era grande, enorme a decir verdad, y aunque me gustaría decir que allí me crié la respuesta es no. Esa casa la compraron hace algunos años, después de que me mudara solo.

- ¿estás lista?

Bella movió sus ojos celestes hacia mí enseguida y en ellos veía la duda. Estaba asustada, lo sabía. Ese miedo era el mismo que yo sentí a la hora de conocer a los padres de mi ex esposa.

La castaña sonrió y tomó mi mano dándome un pequeño apretón sabiendo que estaba más que lista.


- lista.


***


 Mis piernas temblaban como gelatina, mis manos se movían y sudaban, tenía que soltarme del agarre de Matthew cada paso que dábamos para acercarnos a la casa de sus padres por qué estaba sudaba como jugador de fútbol americano

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Mis piernas temblaban como gelatina, mis manos se movían y sudaban, tenía que soltarme del agarre de Matthew cada paso que dábamos para acercarnos a la casa de sus padres por qué estaba sudaba como jugador de fútbol americano.

- respira Bella- susurro él y antes de que pueda contestar estábamos frente a esa puerta blanca de esa mansión, el tocó con sus nudillo y se escucharon enseguida pasos haciendo que mis nervios salgan a flote.


Corre, salgamos de aquí chica. ¡Sacanos de aquí!


- Hey- un chico de unos casi veinte y dos años o más nos abrió haciendo que yo sonría al verlo tan animado.

- Noah llegaste antes- es su hermano.


Si él me había dicho los nombres de su hermano y sus padres, al decir la verdad eran nombres lindos, Camilo, Artemisa y Noah.

Lindos.

Ahora no se bien como serán las personas que los llevan, si, la señora Butler es una mujer amable y dulce pero no se como sea como suegra.

- claro que llegué antes. Quería conocer a mi cuñada - sus ojos azules se posaron en mi y sonreí un poco a ver al muchacho tan emocionado. Su sonrisa amable y dulce me recordó a la señora Butler - Vaya, pero si es hermosa. Mucho gusto señorita.

Me tendió la mano y yo encantada se la tendi mientras el como si fuese una reina se llevó esta a los labios para besar los nudillos.

- Es un gusto conocerte Bella.

- igualmente Noah - él sonrió y sin darme cuenta estaba en sus brazos recibiendo un fuerte abrazo.


- es perfecta Matt- me apartó y se río al verme roja como un tomate- si a ti no te gusta entonces me la dejas a mí.

Reí nerviosa y el chico se apartó de mi guiñandome un ojo de manera juguetona mientras se dabs la vuelta haciendo un ademán con la mano para que pasemos.

- te ganaste a mí hermano con una sonrisa, a mi madre con unas palabras. Te juro que si a mi padre te lo ganas te haré un altar.

Me reí de él y ambos entramos a la casa, el olor a carne asada llegó a mis fosas nasales y mi estómago me traicionó al sonar como un tractor descompuesto.

- lo lamento..- dije con las mejillas rojas, y una sonrisa tímida. Matthew iba a hablar pero un hombre lo interrumpió haciéndonos asustar.

- querida no te lamentes, eso se llama tener buen gusto - mi sonrisa fue genuina y grande haciendo que me duela las mejillas.

- es que huele exquisito, ya me lo imagino y babeo, creo que necesitaré una cubeta para no mojar nada- el hombre de avanzada edad río mientras miraba a Matthew quien solo tenía la boca abierta al igual que los ojos. - Matt...

- si nena...- era la primera vez que me llamaba así y eso solo me hizo fruncir el ceño.

- ¿estás bien? Te vez raro. Me preocupa - él me observó y cuando iba a hablar ese hombre solo aplaudió haciendo que lo miremos otra vez


- me agrada hijo, ella es igual que tu madre. Será una perfecta Butler.

Se marchó dejándonos solos en la entrada haciéndome tragar en seco. Ese... ese era el padre de Matthew.

- y yo que creía que a mi padre tardaría más...


- ¿qué?


El me miró divertido y solo negó con la cabeza mientras se carcajeaba.

- convenciste a mi padre con tu estómago. Eres genial y grandiosa Bella, créeme que está cena no será una cena cualquiera, será tu cena mi amor.




***

Trató Señor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora