Capítulo treinta y ocho: Que sea nuestro secreto.
La vista era hermosa, el olor de la brisa fresca entraba por mis fosas nasales inundado mi interior con oxígeno limpio y sin contaminación, ver el color verde hizo que mi interior chille con alegría.
Observé a la familia de Matt, muchos miraban ese hermoso lugar con mucha emoción y otros parecían perdidos, lo que acababa de pasar fue un golpe duro. Por lo poco que entendía, esa chica no volverá y nadie podrá hablar de ella si no quieren estar en su mismo lugar.
Aunque me pareció muy extraño y exagerado, también me hacía sentir mal por esa pobre chica.
- no sufras querida...-observé de donde vino eso y me encontré a la mujer que hace unos instantes estaba abrazandome diciéndome que enfrente mis demonios. O para ser más específica, a la abuela de Matt- Celine siempre fue muy enamoradiza e ingenua. Hable mucho con ella acerca de ese hombre, pero nunca me escuchó. Ahora ella estará lejos de nosotros pero volverá, más por la tradición de mi marido que por su decepción.
Suspire y la observé con atención, era una mujer preciosa, sencilla pero en un cierto punto extremadamente delicada. Tenía un aire tan suave y que trasmitía tanta paz que solo me hizo asentir ante su mirada.
- creo que fue mi culpa...
Ella negó y me interrumpió al instante - mi nieto me contó lo que sucedió, y no. No te enfades con él, yo lo amenacé para que me lo diga. Si él golpeó a una persona sin motivos entonces sería castigado como un niño, pero se que Matthew no es así. Hable con él unos momento antes de llegar y me contó lo sucedido.
Yo me sentía desfallecer, observé a todos pero nadie parecía prestarnos atención,todos estaban metidos en lo suyo sin mirarnos. Observé unos minutos a Matt quien estaba hablando con él idiota de su primo, ambos estaban serios y parecían muy ansiosos.
- yo... no sabía que ese hombre iba a estar aqui- le susurré y al instante baje la cabeza, me sentía humillada y avergonzada. La abuela de Matt se acercó a mí y me tocó el hombro mientras la veía y en su mirada estaba esa mirada llena de calidez y cariño, so fue cono un fuerte golpe a mi estómago. Yo les estaba mintiendo. Los engañaba.
- mi niña ese momento fue inesperado. Como todo en la vida. Nada es planeado, ni siquiera un amor o una acción. De pequeña mi madre me decía Todo pasa por algo, y no todo lo planeado sale como esta destinado.
La mujer se fue dejándome aún más confundida y melancólica por dentro. Odiaba mentir, odiaba no poder hacer nada por estos sentimientos que estaban en mi pecho, odiaba a Anthony por haberme engañado y no decirme la verdad. Me odiaba a mí misma; no aceptar ayuda nunca de nadie y ser terca como una mula.
Pero sobre todo odiaba a Matthew Butler, lo odiaba. Odiaba esto que siento por el, odio amarlo sin ser correspondida.
Lo odio con todo mi ser.
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Trató Señor.
RomanceMatthew Butler quiso fingir que su directora de diseñó era su amante. No sabía que hacer en ese momento pero luego lo supe. Nunca debí decir si.