TREINTA Y CUATRO

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Capítulo treinta y cuatro: Celos



 Al despertar a la mañana siguiente y no ver a la hermosa castaña a mi lado sentí un nudo en la boca del estómago, mis náuseas despertaron como mi desesperación, tocaba su lugar de la cama para ver si seguía tibio y al sentirlo helado salté de mi ...

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Al despertar a la mañana siguiente y no ver a la hermosa castaña a mi lado sentí un nudo en la boca del estómago, mis náuseas despertaron como mi desesperación, tocaba su lugar de la cama para ver si seguía tibio y al sentirlo helado salté de mi lugar cayendo al piso, no me importó realmente.


Solo quería verla, quería y rezaba por que mi Bella no se haya marchado dejándome solo en esta batalla.


Me cambié y salí de allí como pude, corrí bajando las escaleras y cuando estaba por llegar al final casi caigo de bruces al suelo aunque no le tomé mucha importancia, busqué en todas las partes posibles de la casa y subí otra vez a la habitación para buscar en el pequeño baño que allí se encontraba.


Al no encontrarla me rendí, dejandome caer derrotado me senté en el filo de la escalera con la cabeza baja, sentía una opresión en el pecho, como si dos tipos me estuviesen agarrando de ambos brazos y uno estuviera golpeándome con fuerza en el abdomen dejándome sin respiración.

Suspiré con nostalgia hasta que escuché voces desde la cocina, no eran muy claras al estar lejos pero a esta hora no veía a ningún Butler despierto. Estaba por entrar pero vi a la esposa de mi tío Nicholls salir con esa adorable sonrisa colocada en su rostro.


- Tía- saludé y ella me golpeó el hombro mientras negaba con la cabeza.


- es una jovencita muy dulce y amable, cuídala bien si no quieres que le diga a Patrick que la cuide por ti.


Me tense al oír el nombre de uno de mis primos, él era conocido por sus miles de conquistas, pero a pesar de eso era un buen hombre y buen partido para cualquier mujer.

Buen partido hasta para Bella



Me tense aun más al pensar en eso, no... claro que no, Bella merecía más que eso, incluso más de lo que yo le ofrecía pero mi primo no es una buena elección para una mujer como ella.

Ningún hombre parece buena opción para ella Matthew.

Es cierto, ningún hombre es bueno para ella.

Entré a la cocina y sonreí al verla cocinar, tan perfecta con su cabello todo desordenado y su ropa de dormir mientras la veía moverse con delicadeza por la cocina.



Nadie la merece, es demasiado perfecta, demasiado... hasta para un idiota como yo.








- esta excursión...- la escuche susurrar mientras yo terminaba de escribir en mi laptop, aquí no hay WiFi ni señal pero los correo e informes podía dejarlos listos para enviarlos cuando regresemos.


- Es en el paso del switch, cerca del río Higgins. Es muy fácil llegar Bella. No hay que preocuparse por...- cuando eleve mi mirada para observarla mis ojos se abrieron muy grandes, verla así me hacía querer arrojarla a la cama y no salir de habitación por todo un día. O por toda la vida si es posible.

- Matthew no puedes decirme que no me preocupe, saldremos con tu familia. Ellos querrán saber de nosotros... y que les diremos... no lo sé, no estoy lista para esto, aunque si lo pensamos podemos.. Dios que estoy pensando - Bella parecía contrariada, sabia que esto le afectaba mucho pero no creí que fuera demasiado importante como para verla tan preocupada. Ni a mí me importaba tanto lo que pensaban mis familiares.

- Cariño tranquila...- me levanté de mi lugar dejando aun lado mi laptop y acercándome a ella mientras le rozaba mis dedos por los brazos hasta poner ambas manos en sus hombros acariciando estos delicadamente.

Su perfume a flores y menta me hizo sentir un revoltijo en mi estómago mientras que mi corazón se agitó cuando la vi pasar su lengua por su labio inferior mientras lo mordía.

Trató Señor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora