TREINTA Y NUEVE

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Leer nota al final del capítulo.





 Todos reían y se veían tan felices juntos, ninguno notaba la expresión mía y de Matt, ninguno aparte de Will sabían que ayer discutimos o bueno que yo lo mandé al demonio

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Todos reían y se veían tan felices juntos, ninguno notaba la expresión mía y de Matt, ninguno aparte de Will sabían que ayer discutimos o bueno que yo lo mandé al demonio.

Observe al castaño quien me miraba de reojo e intentaba tocarme sin mucho éxito pues yo lo esquivaba disimuladamente mientras sonreía fingiendo no tener mucho hambre.


- Tengo que ir a armar mi valija, si me disculpan- todos asintieron y siguieron hablando mientras yo estaba apunto de marcharme hasta que una mano me detuvo.

- Cariño...- lo observé cinco segundos para luego mirar su agarre en mi muñeca. Negué y me solté sin querer llamar mucho la atención.

Me fui dejando solo a ese hombre que hace que mil revoluciones se formen en mi interior, subí las escaleras para ir hacia mi habitación pero me detuve cuando estaba por llegar al escuchar unas voces que me parecieron familiares.


- Ya basta, déjeme en paz. No lo entiende - me asomé un poco, nunca fui metiche pero esto me parecía extraño, la chica parecía que estaba llorando.

- ¿qué tengo que hacer para que me aceptes Violenta? Dímelo por favor- ese era Noah y lo que vi fue algo que no me gustó para nada, fue algo que hizo que un sentimiento de protección se encienda.


Él...él estaba arrodillado frente a una chica que tenía un uniforme de empleada.


- Por favor joven... no puede hacer nada, yo... yo soy una empleada miserable...- ella lloraba e intentaba levantarlo pero él no parecía querer hacerlo - por favor levántate Noah, nadie te vio. Si te levantas ahorita yo no diré nada. Por favor hazlo.

Ambos estaban llorando, y yo estaba por hacerlo, era tan malditamente sensible con esto que no me extrañaría quedarme seca de lágrimas algún día.


- Violeta, mi amor... por favor, acéptame- Noah se veía tan indefenso y tan vulnerable, me partía el corazón pero la chica frente suyo parecía negada a aceptarlo

- Ayer me dijiste... que no me querías, que era una... una zorra- me tape la boca para no chillar y note como Noah sufría al oírla hablar.

- estaba enojado, ¡por un demonio! Estaba furioso, no me gusto tampoco aquello. Fui un idiota energúmeno, yo... solo estaba celoso. Y mi rabia fue mayor que mi cordura... lo lamento Violeta, Mi Violeta - ambos hablaban y hablaban, yo no entendía nada, quería decirles algo pero mi boca estaba sellada.

Hasta que no escuche un chillido no salí de mis pensamientos, los miré y ahora Noah tenía a esa chica de cabello azul de la cintura y se besaban de una manera que me hizo sonrojar, subí los últimos peñascos y caminé lento hasta donde estaba mi cuarto.

Cuando entre vi mi maleta arriba de la cama, suspiré y comencé a guardar mis pertenencias, íbamos a irnos dentro de un rato, solo Matthew y yo. Sus padres y al parecer Noah se quedarían aquí más tiempo, yo solo quería ir a casa, estar en mi departamento con mi felino y llorar por ser una idiota tan sensible.

¡Maldita yo y mi bocaza, quién chuchas me obliga a decir aquello de quitar las muestras de cariño!.


Sonreí al tocar la cama, aquí pasaron cosas que por un lado siento mucha pena, y vergüenza por mi. Pero la parte, esa diminuta, hacia que una mini yo baile tango con alegría y emoción.

- Bella...- tocaron a la puerta y me limpié una pequeña lágrima que salía de mi ojo izquierdo, sonreí y dejé que esa persona entre. Me sorprendí al ver a un castaño muy sonriente entrar, su rostro y sus ojos brillaban como miles de estrellas es una noche oscura y profunda.

- ¿y esa cara?- pregunte y segui guardando todo lo que era mío, note a Noah mirarme desde la distancia pero no dije nada. Él se veía demasiado feliz para arruinar todo con mis estupidos problemas con su hermano.

- para que preguntas si ya lo sabes...- volteé a verlo sorprendida esperando verlo molesto, pero no fue así, él estaba riendo. Riéndose de mí.

- Lo lamento..- susurré con mi mayor sonrisa de no fui yo pero no funcionó porque el siguió negando con la cabeza.

- fue bueno que fuiste tú que viste mi escena y no mi abuelo o alguien más- murmuró y se acercó a mí, él tomó una playera y comenzó a doblarla para luego meterla en la maleta.

- Noah...


- amo a esa chica desde niños Bella- me interrumpió haciendo que me calle, lo observé con atención y el bufo, paso ambas manos por su rostro - su madre... trabaja aquí desde que nací, bueno desde antes. Y cuando yo nací a los pocos meses nació Violeta. Ella... ella era preciosa. Es preciosa, tan fría y distante, era una perfecta combinación de muchos triángulos, cuadrados y figuras geométricas que encajaban a la perfección. Era tan profesional y yo era un maldito animal con ella, me gustó a los siete años cuando la vi disfrazada de un power rangers, donde para las demás niñas era rosa para Violeta era azul. Ella fue mi clara muestra de cobardía a los diecisiete.


- Noah...


- yo comencé a hacerle bullying...- él miraba un punto fijo en la pared y luego negaba para seguir doblando ropa - creía que... si la molestaba lo suficiente dejaría de gustarme pero.... solo empeore mi situación. Ella comenzó a ser más tímida cerca de mi, a verme con miedo, escapaba de mi. Y eso me estaba enloqueciendo, no me gustaba que ella se vaya si yo estaba en un lugar, en la casa no podía estar cuando yo me quedaba, me rehusaba y aunque Violeta no sabía.. eso me destruía por dentro.


Se quedó callado y sonrió un poco mientras guardaba un pantalón mío dentro de la valija, hice a un lado eso y hice que nos sentemos en la cama. Quería que el me cuente todo.


- un día la besé sin más...- el río un poco pero al instante apretó los puños, lo miré confundida pues esa expresión ya la había visto en otra parte - la vi salir con un idiota y darle un pequeño beso en la mejilla, eso pareció encender mi instinto de cabron, quise explicaciones aunque no las merecía y no las necesitaba. Pero las quise, entonces antes de irnos ese mismo día la detuve y la encerré conmigo en el baño. Ella parecía no solo asustada, estaba espantada. Me gritó que la suelte, que la deje ir, hasta me golpeó y yo estaba muy tranquilo. Era un maldito enfermo, cuando noté... ese miedo en su mirada no quería eso, la besé y estaba esperando que Violeta me de una patada en los huevos o peor; que me denuncie pero no fue así... ella me siguió el beso, y entonces lo supe.

Él ahora parecía un crío enamorado, sonriendo muy emocionada y con sus ojos súper brillantes, es como su hubiese recibido su regalado de navidad adelantado.

Trató Señor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora