Maybe (4)

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Paso el funeral, paso la cremación y la despedida de nuestra amada Chaerin, ya no estaba más con nosotros y a decir verdad, fueron muy pocos quienes logramos derramar unas cuantas lágrimas en su nombre.

Ahí fue cuando me di cuenta que Wooseok había cambiado, antes de la muerte de ella, al menos podía platicar con nosotros, conmigo, seguía teniendo un poco de confianza en venir y saber que alguien lo escucharía, simplemente eso desapareció.

Recuerdo bien que justo cuando el ataúd era introducido a la cámara de cremación, los ojos de Woo no dejaban de ver el fuego, se tornaron tan oscuros que era posible ver el reflejo anaranjado del fuego en sus orbes.
Su mirada lo decía todo, estaba roto, pero no soltaria ese dolor con facilidad.
No se dejaría ver y ser lastimado otra vez, pero lo que él no sabía, era que el sólo se hacía daño.

Después de terminar de poner la pequeña urna en un pequeño espacio en el cementerio junto a algunas cosas de ella y fotos, cada quien se dirigía a sus respectivos hogares, aunque el silencio nos comía a todos, tampoco queríamos tener una charla amena, al menos no el resto del día, por lo que incluso la hora de la comida y cena pasaron desapercibidas por la mayoría de familiares y amigos.

En cuanto a mi, la muerte de Chaerin me dolió, tal vez no como creía por que pude pasar parte de sus últimos días a su lado y junto a mi hermana, íbamos llevando la situación poco a poco; con Wooseok no era así, pareciera que todo iba en picada, sus idas al colegio y su estancia en el mismo era cada vez más largo, ahora sólo aparecía a la hora de la cena y se iba por las mañanas, empezaba a descuidar sus deberes y aunque sus padres le reprendieron, no fue suficiente, yo creía que tomaba terapia por los hechos ocurridos en los últimos meses, creo que me equivoque, jamás vi una mejora.
Como nadie iba con él, nadie sabía que hacía metido tanto tiempo, quisimos acercarnos, por que era más que claro que por su cuenta no saldría nada y no me equivoque.

Un día crei que era conveniente seguirlo después de sus respectivas clases, por lo que le avise a mi padre que no llegaría temprano, no le mencioné el verdadero motivo, sólo que sería un trabajo del instituto, así que saliendo trate de llegar lo más rápido posible, dejando una identificación y me otorgarán el pase de visitante, me encamina en busca del chico, pero nada, muy pocos estaban entre los pasillos, las canchas de deportes las ocupaban los equipos y en salas de artes por igual, hasta que mi última opción, la biblioteca se mostró ante mi, entre con silencio, debía buscar con cuidado y así lo hice, pequeñas salas multimedia se asomaban, pero en ninguna lograba encontrarlo.

Ni pasillos, ni salas, nada, pareciera que era tragado por la tierra, hasta que la voz de un hombre mayor me distrajo.

"Sabes... eres el único chico hasta ahora me ha pedido ayuda para un trabajo como este. Verás y todo saldrá bien; ahora falta que leas Tristán e Isolda, necesito que entiendas las tragedia en el amor..."

Con curiosidad me asomé entre los libreros y ahí estaba, tenía dos libros a un lado, su cuaderno y parecía hacer anotaciones cada cierto tiempo.
Fue extraño, no contestaba a lo que el maestro le dijo, pero se veía agradecido con él. Fue extraño por que jamás crei que se interesaría por esa clase de libros y ahorita lo tengo frente a mi, con uno entre sus manos.
Y con precaución salí del lugar, no quería que supiera que fui a buscarlo y mucho menos que sepa que yo se lo que "hace" por las tardes.

MaybeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora