87. El juicio 2

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Jarod y su abogado se marchan y parecen discutir por lo bajo.

Yo me espero y observo con rabia todos los detalles.  Están victoriosos en cómo está resultando el juicio, siento unas risas provenientes de dónde están, así que me levanto de mi sitio y voy hacia ellos.

Me siento acelerada, capaz de hacer cualquier cosa, no puedo consentir de que se salgan con la suya y que mi padre no pueda volver a su país después de tantos años y que Jarod esté encarcelado, no sé qué es peor de las dos cosas. Cuando voy avanzando notó los ojos del coronel Miller puestos en mí, justo cuando mi boca se abre noto una mano tirar de mi.

No dejo de mirar a los ojos del coronel, aunque están tirando de mí, alguien me habla, es Davis, su hijo.

Davis: Vamos ven, no cometas ninguna tontería, cualquier cosa que hables o hagas pueden usarlo en tu contra.

No sé muy bien Davis lo que pretende, me demostró que era buen chico y no era como su padre, aunque la declaración que me hizo sobre Jarod me hizo desconfiar de él.

Mía: Déjame Davis.

Davis: No te voy a dejar, ven, necesitas tranquilizarte. Te he estado observando durante todo el juicio y estás a punto de estallar. Vamos a tomar un café.

No me había dado cuenta de lo tensa que había estado en el juicio. Solo pensaba en que no se me escapara ni un detalle de las declaraciones. Lo miro a la cara y  la preocupación de su rostro, me dice que por lo menos debo escucharlo. Salimos de los juzgados y cruzamos la calle hacia una cafetería. Compruebo mi glucosa y la tengo baja, mi cuerpo está generando cada vez más insulina propia, me pido un café junto con un trozo de torta de chocolate, me ayudara a comprobar cómo le sienta a mí cuerpo.

Davis: Mi padre y el general no pueden salirse con la suya. He estado investigando por mi cuenta durante estas semanas y creo que he descubierto a alguien que trabaja para ellos, hablaban de que le dieron un susto a una señora hermana de un tal Weld.

Mía: Weld es amigo de mi padre.

Davis: También lo sé. Fuí ayer a ver a Jarod a mostrarle mi apoyo y estuvimos hablando.

Mía: Espera, ¿has hablado con Jarod?

Davis: Sí, no acepto mi ayuda pero si le di alguna información, como por ejemplo que un abogado de New York se había ofrecido para defender a mí padre en el último momento.

Mía: Si, Chuck, mi ex. Se portó fatal conmigo y pensé que había cambiado, pero creo que tiene algún plan.

Davis pone los ojos como platos.

Davis: Pues ese abogado ha sido el que ha enviado a un matón a buscar a tu padre, fue su manera de demostrarle a mí padre que podía fiarse de él.

Mía: ¿Qué? ¿Porqué me cuentas esto? ¿Cómo te has enterado?

Davis: La manera por la que me he enterado no puedo decírtela, pero si te digo que estoy recabando pruebas.

Mía: Pero Davis...

Davis: Quiero ayudaros, mi padre debe pagar por lo que ha hecho y Jarod esta convencido de que va a ir a la cárcel.

Jarod ha asimilado de que va a la cárcel. Él me prometió que estaríamos juntos y yo pensaba que lo único que nos distanciaba era Tanzania, pero ahora veo que no es lo único... De todas formas no puedo enfadarme con él por ocultarme esas cosas, tengo que ayudarlo y apoyarlo.

Me despido de Davis y me voy rumbo a la casa de Jarod, no está en casa, en el hospital sé que no está, y el teléfono no lo coje, así que creo saber dónde está.

Me monto en mi coche y voy de camino al dojo. Cuando llegó allí el maestro Onizuca me regaña por no haber asistido a clases desde hace un montón. Le preguntó por Jarod pero no está, no se donde pueda estar, ¿Le habrá pasado algo? ¿Me estará evitando?

Se me ocurre una idea, cojo el teléfono y llamó. Media hora más tarde, estoy reunida con Chuck en una cafetería. No se muy bien que actitud tomar.

Mía: Tu y yo sabemos que mi padre es inocente y aún así tendrá que pasarse toda su vida escondjdo. Y también sabés que Jarod es inocente.

Chuck: Te equivocas, no conoces a Jarod para nada.

Mía: ¿Es una cuestión personal lo que tienes contra él o que?

Chuck: Digamos que sí, ¿Sabes que Jarod ha investigado contra mi a mis espaldas, ha escondido a mi hermana y la ha motivado a denunciarme por algo que yo no he hecho? Deben de estar liados y se han propuesto acabar conmigo.

No puedo enviar sentir un pinchacito de celos, que se me olvida enseguida pensando que viene de Chuck.    Recuerdo que su hermana estuvo ingresada en el hospital por una paliza y creo que alguna vez Jarod insinuó que había sido Chuck, pero ¿esconder a Any y ocultarmelo? Y después todo el tema de la denuncia.

Chuck: Entenderás que si me ofrecieron este caso, quisiera cogerlo. Bueno, y dime de una vez ¿Que es lo quieres?

Mía: No quiero nada, es tarde y tengo que irme al hospital.

Me levanto y me voy, está conversación no lleva a ningún lado. Chuck me conoce y sabe cómo alterarme, además de que no le hace falta mucho.

Chuck: Algún día te verás suplicándome perdón por todo el daño que me has hecho.

Mía: El único dañino aquí eres tú.

Como mis cosas y me marcho, tengo que hacer mi turno de noche en el hospital, dormiré allí y me iré directa a los juzgados.

Al día siguiente vuelve a comenzar el juicio. Miro para todos lados, y veo a Jarod, ha estado desaparecido todo el día y no he podido hablar con él, y ahora aquí tampoco es conveniente que lo haga.

Esta vez declaran algunos militares, pero curiosamente algunos no vieron nada raro y los que vieron algo raro incriminan a mi padre, a Jarod y a Weld, según ellos estaban muy raros y se traian algo entre manos a las espaldas de los demás.

Uno de ellos dice que vio a mí padre apuntando con un arma a un niño para que se pusiera a trabajar. Que impotencia de que mi padre no se pueda defender ante tanta injusticia.

Definitivamente no solo el juez está comprado, si no también los militares con cargos más bajos. Esto va muy mal, y ni siquiera las pruebas que traía van a valer para el juicio. Solo queda que ocurra un milagro. 

Jarod - Blue Swan (Is it love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora