5. Pensé que estudiarías en el extranjero

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Torrance

El mes se pasó volando, entre citas con Ethan una a dos veces entre semana, quedarme en su apartamento los fines de semana y hacer los trámites de ingreso a la universidad, aunque para esos no tuve que hacer muchas vueltas pues para mi sorpresa, Víctor se encargó de todo eso, facilitándome el acceso, hasta recomendándome con colegas que tiene en Hamilton. En parte no me gustó, no quiero que me den buenas notas por mis influencias, eso se lo comenté a él la semana después de que volví de Londres, pero me aseguró entre la severidad que lo caracteriza y la firmeza de sus palabras que ese asunto me compete a mí y que estaría más que al pendiente de mi progreso en la universidad lo cual me deja un poco más tranquila, y preocupada a la vez.

No sé qué se trae entre manos con esta nueva faceta amable que tiene conmigo, es hasta raro no verle un gesto arrugado en la cara cuando me ve y temo por ello porque después de todo aun no conozco sus verdaderas intenciones conmigo. Sigo pensando que algo oculta, solo que no lo hallo pues se muestra tan ameno que me cuesta creerle.

Es como esa sensación de que te falta ese desorden, esa contradicción que impone, como cuando estás acostumbrado a vivir con alguien que grita, llora, relincha y causa un caos, como un niño berrinchudo, básicamente —aunque si lo ponemos en perspectiva, yo soy esa niña—. Es raro, muy raro, no me fio del todo el que se comporte como un... padre. "De solo pensar en el parentesco me da cosa".

Con Ethan las cosas marchan... a su ritmo. No sé por qué no me atrevo a experimentar con él más allá. Lo que quiero decir es que en la intimidad la pasamos genial, pero ante el público es distante, serio, tiene sus momentos cariñosos que me descolocan pues a veces son inesperados, pero por todo lo demás, si estamos frente a más personas, como amigos de su trabajo o incluso cuando me invita al parque o a caminar para pasar el rato, lo noto distante. No es que no tengamos temas de conversación, hablamos de cualquier tontería, como la serie de moda, su trabajo en la firma, lo que hice en Londres, pero al expresar sus emociones, cuando hablamos de sentimientos, se limita a decir que le gusto, pero más nada.

Resulta ser tan frío y ajeno a veces que me afecta. Trato de acostumbrarme pues desde que lo conozco siempre ha sido así, cerrado a dar afecto, y es lo que me encanta de él pues le da ese aire de misterio, de querer indagar en ese rostro perfecto tallado en mármol cuya expresión siempre se mantiene intacta sin contraer gesto alguno, en esos ojos grises inquisidores, atrayentes y penetrantes que cada que reparan en mí me desarman, doblegándome cada que me da un beso.

"No sé qué hacer con este hombre".

Ahora bien, hoy llegó ese día, donde empiezo otra etapa de mi vida que siento, ya quemé durante los pasados tres años pues según dicen, en la universidad experimentas cosas que no lograste en la preparatoria, así que si pongo comparaciones, creo que aquí no te enseñan a robar del modo en que lo hacía cuando estaba en el instituto.

Estoy caminando por el campus, familiarizándome con el ambiente, primer día y no dejo de sentirme como bicho raro. Traté de cambiar de look, vistiendo más femenina mientras me adapto, ya después visto cómo se me dé la gana. Esta vez solo llevo un bolso, cuaderno y bolígrafo, apenas si leí los temas que voy a recibir durante el semestre, así que por ser el primer día, supongo, vamos a conocer a los profesores y esas pavadas de primer ingreso.

Con ubicaciones de los vigilantes y de algunos a los que me acerco para preguntar, llego al bloque donde se supone recibiré todas mis clases. Es una edificación de fachada adoquinada, de cinco pisos, abarca un gran espacio, sobria, sencilla. Lo que me hace sentir un poco fuera de lugar es como visten los alumnos; las chicas lucen muy recatadas, por no decir bien vestidas a comparación de cómo vengo —jean con la rodilla rasgada, zapatillas Converse negras gastada y una blusa de tirantes blanca holgada—; usan falda, su cabello bien ordenado y hasta diría que parecen niñas de casa, aunque bueno, es de esperarse en una universidad como esta. Los chicos lucen igual, con cierto aire nerd que no recrimino pero me hace sentir en otro mundo pues vengo de institutos donde el vestirte así hace que te metan la cabeza al inodoro. Aunque admito, no lucen tan mal bien arreglados, hasta hay unos tipos muy atractivos, aunque nada que envidiar con Ethan, él es mil veces más sexy.

Cuestión de Tiempo [Cuestiones II] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora