9. Dadora de problemas

3.3K 417 65
                                    

Torrance

Entramos al bar luego de pasar alrededor de cuarenta minutos esperando a que la banda de ese infeliz dejara el escenario. Lo bueno es que con Evan, el momento amargo pasó desapercibido, hablamos de los dibujos que planea hacer para un cómic, cosa que le pedí insistentemente que me dejara ser la primera en leerlo, dijo que lo haría pero cuando se sintiera listo de mostrarlo.

Adentro del bar se mantuvo atrás mío, no sé si era su instinto sobreprotector por lo que sucedió; hubo unos, cuando ingresamos, que se me quedaron viendo con esas caras lascivas que me causaron asco, así que creo entender por qué hacía eso, hasta pasó un brazo por sobre mis hombros como un modo de hacerme ver que no estaba sola. Lejos de sentirme nerviosa debido a lo que sucedió antes entre los dos, me sentí respaldada, así que ignoré a esos imbéciles y disfruté la música del grupo de Joffrey, el baterista, amigo de Evan.

Memtem se presenta en escenario, su música es genial, me agrada, no es del todo agresiva como las demás bandas que le antecedieron, pero tiene su modo de prender al público, en especial en los coros, siendo pegadizos, haciendo inevitable que cabeceara y hasta salte de euforia junto con Evan y el resto de gente. Es genial, toda amargura se va con esa música, mandando al carajo incluso mis pensamientos, estamos tan sumidos en la tonada que la gente se agolpa, armando el tropel que caracteriza un concierto de rock. Me da tanta risa cuando me empiezan a empujar; Evan intenta protegerme pero lo molesto dándole uno que otro puño gentil en el brazo, gritándole al oído que no se preocupe por eso.

Estamos hechos risas en aquel pogo, apreciando la sonrisa de Evan quien mira al frente; salta, bate el puño en alto y corea la música. Me gusta verlo así luego de que nuestras charlas eran amargas, donde nos desahogábamos de nuestras asquerosas vidas sometidas, con vicios nada sanos. Es como esa alegría por ver a alguien que estimas siendo feliz, cumpliendo sus metas. Debería sentirme extraña, pero es inevitable cuando sé que el chico que está a mi derecha se merece eso y más pues es muy bella persona.

De repente me toman del brazo por atrás, sacándome del letargo que me encuentro al apreciar a Evan que está embrujado por la música. Aturdida, me giran con cierta sagacidad; cuando me doy cuenta de quién se trata, abro los ojos de par en par, más cuando me suelta el brazo, me toma el rostro con ambas manos y estampa sus labios contra mi boca. Gruño en protesta tan áspero que me desgarra la garganta, mandando puño tras puño en el pecho a Maxwell, pero el maldito es fuerte, enrollando mi cintura, cerniendo su mano por mi espalda, apresando mi nuca para pegarme más a él. Su beso es exigente, agresivo, su lengua intenta invadir mi boca pero sello los dientes y labios, estando a nada de abrirlos pero para morderlo y dejarle un bello recuerdo de que no debe meterse conmigo.

Pero mi terror se acrecienta cuando veo a Evan a nuestro costado que, sin dudarlo, agarra del cuello a Maxwell con tal fuerza que enseguida me suelta y, teniéndolo de frente, le da un puñetazo con todas las ganas que lo hace caer al suelo de espaldas. La escena se me hace surreal; el espacio que ocupamos es despejado, la gente hace un círculo a nuestro alrededor, la música se detiene y el vocalista en tarima habla, captando mi atención.

—¡Hey, malditos imbéciles! ¡Quien se meta con nuestros amigos se mete con la banda! —alega el pelirrojo en tarima cuyos pelos parados lo hacen lucir temerario, en conjunto con su considerable altura y porte. No es musculoso, pero su postura es tal que te hace pasar saliva y decir "Okay, vámonos de aquí".

Dirijo mi vista ante lo que acontece, dándome el corazón un vuelco al ver al grupo de amigos de Maxwell respaldándolo; tres de ellos van ante Evan quien no se inmuta. Percatándome de lo que no quiero que sufra por mi culpa, me doy una bofetada mental y corro hacia mi amigo, parándome frente a él, y retrocediendo, justo a tiempo en que uno de esos pendencieros se atreve a alzarle la mano. Apenas tengo al frente a ese idiota, lo empujo con ambas manos, sintiendo que el chico atrás mío me toma de los hombros en un intento por apartarme pero no se lo permito.

Cuestión de Tiempo [Cuestiones II] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora