23. Por qué estoy así

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Torrance

El último mes la pasé entre bien y mal. Con lo que a la universidad respecta no he vuelto a tener inconveniente con ciertos profesores, en especial con aquella bruja que pareciera quiere declararme la guerra puesto que, en su intento por acusarme con las directivas de mi mal comportamiento en el primer día de clases, resulté recibiendo solo un llamado de atención, por lo que, para mi sorpresa, Víctor intervino por mí.

«Espero que no se repita»; fue lo único que me dijo cuando fue a casa para hablar conmigo sobre ese asunto, ya que es mi tutor y debe rendir por mí —aunque no debería puesto que estoy en la jodida universidad—. No hubo alteración ni regaños de su parte y admito que me asusta, desconozco esta faceta que me muestra, como si quisiera redimirse de todo el daño que me ha hecho. No obstante, le falta mucho para que lo perdone.

De la clase soy de las más destacadas, aunque lucho mucho por leer tanto texto que dejan, ensayos, exámenes sorpresa y los jodidos debates donde logro defenderme a mi modo. Gracias a eso me he hecho de amigos, pocos, con los que aún no entro en confianza pero ahí voy, ya que de las pocas amistades que he tenido, una milésima parte son sinceras.

Me enteré por Evan que Solly también está estudiando aquí en Trenton, pero a diferencia de nosotros, está en una universidad no tan lujosa a la que creíamos lo mandarían, que se costeó su propio estudio, ganando una beca, pero sacrificando el dejar de recibir apoyo de sus padres, lo cual me entristece. Aunque no todo es malo ya que me dijo que está viviendo con él mientras se establece para vivir solo. Quedamos con los chicos de reunirnos pero en un plan normal de amigos, falta acordar cuándo y en dónde.

Ahora paso a la parte mala; Ethan.

Desde las últimas semanas se ha mostrado distante, preocupado sobre todo. Trato de relajarlo, de que me cuente qué le pasa, pero no quiere, limitándome a conformarme con que: "es algo sobre mi padre que no entenderás", lo cual respeto. Solo que no me gusta verlo así, ya que desde ese comportamiento se vuelve cortante, igual a como éramos antes, donde los únicos momentos que tenemos de conversación son discusiones.

Me cuesta tenerle paciencia, más cuando se porta ajeno, como cuando intentaba animarlo y terminaba por apartarme. Solo que hoy, rebasó el límite.

Intenté invitarlo a casa este fin de semana para que se despejara del trabajo pero no quiso. Así que me quedé con él, solo que en mi esfuerzo por ser amable, mimarlo y consentirlo, me terminó regañando con un doliente: "no estoy de humor para monerías".

Así que enervada, me baño más para aplacar el calor que me nubla las ideas. Confinada en el baño, arreglándome para salir a sabrá Dios dónde. Ya toleré mucho su actitud, contadas dos semanas, tiempo en el que ni siquiera hemos tenido intimidad y no es que lo presione a que siempre lo hagamos, sino porque a eso también me relega a ni siquiera ser afectuoso. Mientras termino de ponerme la ropa que traje en plan de salir con él a pasear o qué sé yo, oigo que abren la puerta de la habitación.

Apenas miro de reojo. Ethan está parado de brazos cruzados en el umbral, viste un pijama gris y una camisa sin mangas negra, esta descalzo, con el cabello revuelto, la cara pálida y unas ojeras que parecen sombras hechas por maquillaje. Me duele verlo así, pero me pude más el orgullo de intentar e intentar por animarlo y que siga así de distante, como si tuviera la culpa de lo que le pasa.

—¿A dónde vas? —cuestiona, inexpresivo e inalterable. Termino de abotonarme la blusa rosa sin mangas, me acomodo el cuello, recojo mi bolso del suelo.

—Al cine —contesto mientras empaco mis cosas.

—¿Con quién? —Su tono de voz se agrava; sabe que no soy de hacer planes sola, me gusta ir acompañada para no sentirme fuera de base.

Cuestión de Tiempo [Cuestiones II] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora