20. Hay actitudes que nunca cambian

3.3K 391 65
                                    

Torrance

Ha transcurrido casi un mes, ocupada con mi estudio, sintiendo imperceptible el paso de los días. Después de tomar los consejos de Ethan, me dediqué al cien en la carrera, ignorando a mis compañeros que poco me frecuentan, aunque hay unos que por curiosidad me hablan. He dado mi mejor esfuerzo, solo que hoy estoy distraída pues es mi primera sesión con Víctor.

Trato en lo posible llevar este compromiso por el buen término, lo que menos quiero es discutir con él. Me siento extraña, en el sentido de tener su atención sobre mí, lo que pueda decirme, como si me sintiera delante de un profesor que ante un error te va a arruinar la nota. Por otra parte, creo que por nada voy a responderle, pues aún no supero muchas cosas que me ha hecho, y no es por resentimiento, sino porque le tengo desconfianza; que pase de ser alguien que no me trató como esperaba al padre que siempre quise, me cuesta asimilarlo.

Así que, como el año pasado, me encuentro otra vez en el bufete de abogados, luciendo un poco más madura; un vestido rojizo oscuro estilo strapless, sandalias, un bolso sencillo, el cabello bien peinado, o bueno, lo que pude hacer por él, un poco maquillada gracias a Hope pues no soy de arreglarme.

Como la otra vez no me detengo a saludar a nadie ni me molesto a escuchar si hablan de mí, aunque, a decir verdad, paso desapercibida, cosa que me sienta bien, una paz que recibo con gusto. Llego al piso designado, encontrando a la secretaria principal que atiende todos los asuntos de esa planta en particular; me dirijo hacia ella. Al detenerme frente a la recepción, me mira de reojo; por lo que está contestando una llamada, me sonríe a modo de que espere a que termine de atender. Luego de un par de minutos cuelga, apunta algo en una libreta mientras habla.

—¿Vienes por el señor Bathory? —cuestiona, anotando muy seria alguna especie de recado que no presto atención.

—Sí, vengo por un asunto personal con él —le explico, siendo amable, hasta le dedico una media sonrisa, esperando que tome a bien mis palabras pues luce estresada.

—Ahora se encuentra ocupado en una reunión en su oficina —comunica. Terminando de escribir, posa ambos brazos sobre la superficie frente a ella y da un fatigoso suspiro. Aburrida, me enfoca—. Me pidió que si gustas lo esperes en la sala de juntas.

Frunzo los labios, ladeándolos a un lado; no estaría mal aprovechar para visitar a alguien más.

—¿Ethan Zoellick está ocupado? —pregunto, tratando de ocultar mi ánimo ante la sola idea de que me vea y le sorprenda. La rubia recepcionista junta un poco las cejas, pero pronto las relaja, dedicándome una media sonrisa.

—Salió, pero no demora en llegar —comunica, mirando de momento el reloj de pulsera que porta en su delgada muñeca.

—¿Puedo esperarlo en su oficina? —consulto, algo apenada por el atrevimiento.

Ella entorna la mirada, hasta me barre con la misma, intimidándome un poco; ¿acaso es malo ir a visitarlo? A menos que... "Torr, no pienses cosas malas".

—Sí, es la que se encuentra al final de ese pasillo, la puerta de la derecha —comunica, señalando el largo corredor a la izquierda, el que queda al lado opuesto a donde se va a las salas de juntas y donde sé, también está la oficina de Víctor.

—Okay, gracias —manifiesto, dedicándole una media sonrisa y un ademán a modo de despedida.

A paso ligero, ignorando la segura mirada inquisidora que me estará dedicando esa secretaria, voy a donde me dijo.

Cuando llego abro con cautela, sintiendo una emoción inexplicable al adentrarme a ese espacio donde él pasa la mayor parte del tiempo. Apenas cruzo el umbral cierro la puerta tras de mí, me apoyo contra ésta, dando un hondo respiro, sintiendo el corazón hinchado de alegría. Corriendo contenta, con una sonrisa de oreja a oreja voy al escritorio, detallando el espacio alrededor. Tiene un cierto parecido al despacho de Víctor, con la diferencia de que las cosas son un poco más modernas, como el escritorio cuya madera azabache le da un cierto toque de sobriedad, como lo es en él. Detallo el librero a mi derecha, encontrando muchos libros, tomos de enciclopedias que creo duraría una vida en leerlos si es que eso me toca estudiar para ser una abogada en forma.

Cuestión de Tiempo [Cuestiones II] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora