Cuestión de Tiempo [Cuestiones II] ©

43. Volver a ser como antes

Torrance

Pasaron las semanas intentando no dejar que el apellido origen de mis desgracias y de la vida falsa que llevo me gobierne. Me la pasé ajena del mundo, mi mente en otro lado que no era la realidad, con la cabeza enredada y la nostalgia siendo la que me hace reconsiderar mi verdad, donde extraño la vida que llevaba antes donde todo era más fácil, donde estaba mamá alentándome, donde mis preocupaciones se limitaban solo a ser la mejor estudiante.

"Para qué luchar, no vale la pena tanto esfuerzo", "¿Y después qué queda cuando te gradúes? ¿Querrás dirigir el negocio de la familia sabiendo que tendrás que ver siempre a tu padre?". Esas y cientos de preguntas más se amontonaban día a día en los motivos que buscaba para asistir a la universidad. Cada mañana era tedioso despertar, no encontraba ánimo y peor se ponía cuando veía la cantidad de temas que poco a poco tenía que estudiar, extensos, textos que en mi vida estaría dispuesta a leer pero que en la carrera me toca por obligación. Ese ambiente se volvió tan pesado que un día no fui, no hallé motivos para tanto esfuerzo sabiendo que al tener mi diploma estaría bajo el ojo de Víctor todo el tiempo por mucho que tomase el poder de la constructora, ocupando el papel de mamá donde recibiría su desprecio, ese al que me ha eximido por largos meses pero que estoy segura recibiré cuando deje esa fachada de querer ser un padre responsable.

Así que en eso consistió mi rutina universitaria, en no ir a clases, diciéndole a Hope quien en su preocupación le comenta todos Ethan y a Dominic, que no les dijera nada, que era solo una etapa y hasta inventando que estaba enferma por cólicos menstruales, excusas para que no indagara más de la cuenta. Estuve tentada más de una vez en retomar esas viejas costumbres, solo que no lo conseguí gracias a Evan con quien he hablado regularmente luego de aquel altercado en ese bar tiempo atrás.

Nuestras charlas se limitan a chats o encuentros casuales en la universidad, obvio no le digo que fallo a las clases, si lo hago fijo se comporta como papá regañón; luego de que yo le insistiera tanto que estudiara lo que le apasiona, seguro sabiendo que ya no quiero continuar con esa aspiración de ser abogada me lo recalcará hasta que me arrepienta.

Solo que hay días, como hoy por ejemplo, donde no quiero saber de nada, teniendo un motivo de peso para mandar todo al carajo. Me llamaron de la facultad, pidiendo hablar con mi acudiente para reportar mis fallas, a lo que muy cordialmente le dije al director de programa que muy bien lo conocía, que si quería lo llamara y citara el día que quisiera, o bueno, eso fue lo que más o menos les desglosé. La verdad no lo tomo a bien, apuntando en ese reporte mi altivez al contestar cosa que poco me interesó, así que aquí me encuentro, en ese bar al que Evan me invitó meses atrás, tomando una cerveza que me sabe a agua, a nada pues no la siento suficiente para aplacar el cómo estoy, creyéndome una escoria que está de vuelta por caer en lo más bajo.

—¡Ey, tranquila! —exclama el chico a mi lado que baja mi brazo para que deje de alzar la botella de cerveza.

Lo miro apenas de reojo; sus ojos amarronados están atónitos de ver como una chica bebe cual pirata.

Es viernes por la tarde, este día solo fui a estudiar en la mañana, siendo a eso de las dos cuando recibí la noticia donde es fijo que me sacarán de esa maldita universidad y no sé por qué pero lo quiero, con tal de acabar cualquier nexo que tenga con Víctor. Como modo de desahogo contacté a Evan solo para pedirle que me acompañara, no le dije lo que me sucedía, nada, solo le solicité que me trajera a este bar. Hay pocas personas pero el ambiente es propicio para pasar un buen rato de camaradería, en especial por la música que invita a apreciarla y hablar de ella.

Dejando la botella sobre la barra, giro el cuerpo quedando frente a frente con Evan quien me escruta, cambiando del asombro a la severidad en un segundo.