17. Para olvidar

3.6K 381 51
                                    

Francesca

No pude negarme a la invitación del señor Bathory, solo demandó con un «nos vemos en la noche», que estuviera disponible para cenar. Tuve que mentirle a Spencer, mi hijo, de decirle que estaba de salida con mi jefe, si le decía que estaría con Gerald más enojado se comporta. Tiende a sobreprotegerme mucho, pero después de lo que hemos pasado lo comprendo.

Sin tiempo de ir a casa por lo menos para ir más presentable, me conformo con retocarme como es debido, peinar mi cabello, dejándolo suelto. Por fortuna Isabela se compadeció de mí y me cedió su chaqueta; agradezco seamos de la misma talla, me queda bien, es en cuero rojizo, contrastando bien con mi atuendo.

Esta vez el chofer de Víctor, quien me lleva al lugar de esta no planeada cita. No me atrevo a cruzar palabra con Pancer, aunque me gusta hacerlo pues no soy de esas que se queda callada, más si son personas como un conductor, una secretaria o incluso una aseadora, haciéndolo con el fin de que vean que pueden confiar en mí para cualquier cosa. Me gusta llevar una buena relación con todas las personas que rodean mi entorno, solo que con él no tengo del todo confianza, y creo que tiene que ver porque trabaje con cierto sujeto cuya presencia y comentarios déspotas no me acostumbro.

Arribamos a un restaurante, igual de lujoso al de la última vez al que fui con él, solo que éste tiene un aire clásico, como entrar a una especie de teatro para conciertos de cámara. En la entrada veo al hombre que pactó el vernos aquí; está de traje, el mismo que traía puesto esta mañana. Se encuentra parado en la salida en las escaleras que dan acceso al lugar. Tiene el celular contra el oído, hablando con naturalidad moviéndose por el espacio con un cierto aire de elegancia que no pasa desapercibido por algunas personas, en especial por las mujeres.

Cuando se percata que he llegado, cuelga la llamada y antes de que pueda abrir la puerta y descender por mi cuenta, él ya lo ha hecho, extendiendo su mano para que la reciba; por cortesía la tomo. Nuestras miradas se cruzan como en otras ocasiones, distantes pero a la vez intensas, o eso siento en esta oportunidad pues tengo clara mi postura.

—Buenas noches, señor Bathory —saludo, retirando mi mano con sutileza de su agarre.

Se queda mirándome por un par de segundos, siendo notoria su inspección. Sube y baja la mirada con detenimiento, analizando mi vestimenta. Una media sonrisa se instala en su rostro, no sé si tomarla arrogante o interesada, con él no se sabe, aunque su mirada es profunda, rígida. Al final la conecta con mis ojos, alza un poco la barbilla, mostrándose imperante.

—Buenas noches, Francesca —comenta, con ese cierto aire seductor que me recordó el otro día cuando se despidió de mí, siendo casi atrevido de su parte el que se acercara tanto.

Se hace a un lado, siendo el indicativo para que le adelante el paso y lo hago. Esta vez camina atrás mío, lo cual me incomoda, pero intento pasarlo por alto.

El sitio al que ingreso no está lejos a lo que me imaginaba, es una especie de club, pero elegante, con cierto aire sofisticado. Cuenta con una tarima amplia donde un grupo se presenta, tocando una música de ritmo latino. Justo al frente de ellos hay una pista de baile; hay varias parejas danzando bajo el ritmo lento de la melodía que se cuela distante por cada rincón del lugar. A pesar de ser un restaurante amplio, rodeado de mesas para quienes solo busquen de un sitio para comer mientras disfrutan de música, parece un lugar reducido por la cantidad de personas.

Siento que Víctor toma con sutileza mi codo por lo que giro precavida el rostro para enfocarlo, siendo un craso error. Justo me topo con su rostro que está a centímetros del mío que, aunque son bastantes, la distancia se me hace reducida, tanto que con solo un movimiento se queda en nada.

Cuestión de Tiempo [Cuestiones II] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora