30. Después de todo

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Torrance

En lo corrido de estas semanas las cosas pasaron relativamente bien, o eso quiero creer. Ethan se mantuvo entre ajeno y afectuoso, creo que por la misma razón por la que yo estaba igual, con la mente ida, pensando en lo que sucedería con respecto a Meredic, nuestro hermano. Luego de ese día donde me contó sobre por qué estaba distante conmigo, aclaramos muchas cosas entre los dos y lo admito, aunque quiero con todo el corazón a Ethan, me puede el hecho de cómo tome Meredic nuestra relación porque me pongo en sus zapatos; somos sus hermanos, sangre compartimos y que nos vea juntos debe de ser complicado.

Y cabe resaltar que está el hecho de nuestro padre; Víctor.

Por mi parte, hay mucho que aún no le perdono, para dejar tanto resentimiento que le tengo, pero hago el esfuerzo. Cuando tuve mi primera sesión con él sobre temas de leyes, fue algo muy básico, repasando lo que he visto hasta ahora en la universidad. Parece de esos profesores estrictos que solo te escuchan e intervienen para hacer preguntas y cuando terminas te corrige, haciéndote sentir en mal, pero para un bien. No hablamos más de lo debido, solo lo que tenga relación con leyes, me dice qué estudiar, qué es de vital importancia aprender. Lo trato como un docente más.

Es extraño el tener su atención cuando antes no me quería ver ni en pintura, cuando me alzaba la mano para corregirme y ahora solo con palabras me llama la atención, no a los gritos sino como un tómalo o déjalo. En ese cambio también he notado que se encuentra abatido, como si estuviera aburrido y entre conjeturas deduzco que es por todo lo que está pasando en la constructora que según Dom me ha comentado, es algo complejo a lo que Víctor hace todo lo posible para mantener lo que mamá dejó. Obvio eso no me tuvo del todo tranquila.

Quise averiguar con el abogado de mamá lo que pasaba pero igual me respondió lo de Dom, anexando que cuando se solucionara me diría con lujo de detalles. Quiero confiar, sé que si mi padre está a cargo de solucionar tal problema, se logrará, pero al recordar tantos desplantes que le hizo a mi madre, temo porque aproveche el momento para deshacer lo que ella consiguió con la constructora. Y es que no puedo hacer nada; cuando le pedí a Ethan que averiguara sobre el tema me dijo que igual no podía porque lo excluyeron totalmente de las funciones de la constructora cuando Víctor tomó su lugar, así que lo único que puedo hacer es esperar, así me coma los codos por la impaciencia.

Por todo lo demás, trato de llevar mi vida en calma, cumplir los deberes, no estresarme por tonterías ni pelear innecesariamente, todo por este día que aunque quería que llegara, la verdad ahora estoy a nada de arrepentirme, salir corriendo rumbo a casa para no salir hasta que todo se calme.

El de la iniciativa fue Ethan, más que nada porque quería aclarar ese asunto cuanto antes. Por mi parte, tomando el rol por los Bathory, me comuniqué con Víctor para acordar esta cita a la cual, para mi sorpresa, sin tapujos, sin molestarse por tomarnos el atrevimiento, aceptó asistir.

Ethan aclaró que Erin y sus hermanos asistirían, cuando pregunté por su padre me dijo que él no se presentaría, con la excusa de que no tenía que ver en nada en ese asunto. Así que, sin más preámbulos aquí me encuentro, en la firma Bathory y Zoellick, en una sala de juntas, la más privada. Ethan está a mi lado, ubicados a un costado de la larga mesa, la tarde cae en Trenton, siendo el paso de las horas lo que hace que me ponga más nerviosa que antes. Muevo el pie en un tic nervioso mientras reviso mi celular, checando miss redes más por un modo de distraerme que por prestar atención a lo que veo.

—Relajate Torr. —Dejo de mirar la pantalla para enfocar al hombre a mi costado.

Ethan muestra una media sonrisa, toma mi mano la cual descansa en el apoyabrazos, entrelazando nuestros dedos, para luego halarla con sutileza hasta acercarla a sus labios y depositar un beso en el dorso, sin separar sus ojos de los míos, siendo tan delicado que no sólo disipa los nervios sino que me remueve. Le dedico una sonrisa a modo de agradecimiento, por dentro me muero por robarle un beso, así que me levanto un poco del asiento y me inclino hacia él para dárselo, pero no dura mucho tiempo pues justo oigo la puerta abrirse.

Cuestión de Tiempo [Cuestiones II] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora