Cuestión de Tiempo [Cuestiones II] ©

22. Esto es lo que quiero

Ethan

El molesto silencio se interpone entre los dos, como es de esperarme, ella no piensa intervenir por lo que decido empezar con el interrogatorio que espero, resulte con respuestas que quiero oír y no excusas que me hagan mandar todo al carajo.

—¿Qué haces en mi oficina? —cuestiono contrayendo el entrecejo cuando estoy justo al pie del escritorio. Del otro lado Torr se mantiene severa igual que yo, pero un ápice de nostalgia esconde detrás, lo que me comprueba que no le gustó la pregunta.

—Quedé de verme con Víctor pero está ocupado, así que decidí venir a visitarte —comunica resentida, apartando el rostro a un lado para evadirme. Abro la boca para seguir preguntando pero ella se adelanta—. ¿Qué hacías con ella? —Cuando finaliza me advierte, endureciendo el semblante.

Sinceridad ante todo.

—Ella y yo gestionamos un contrato, mi padre la dejó a cargo y me pidió que le ayudara para terminar ese asunto cuanto antes. No quise citarla en la oficina así que decidí llevarla a un restaurante para evitar malos entendidos. —A medida que le explico se torna más disgustada. Sé que suena mal pero es el mejor modo que encuentro. Demostrando severidad hago la siguiente pregunta—. ¿Por qué te dejaste agarrar así de Nathan?

Sus ojos mieles me denotan con asombro, dejando atrás cualquier rastro de molestia y no es menos pues el modo en que le hablé fue similar a un regaño. Aparta la mirada de vuelta, poniendo mi calma a prueba.

—Torrance, mírame y responde —pido esta vez, siendo duro al hablar. Luego de unos segundos que se me hacen eternos me enfrenta, expresa tristeza en su mirada, mezclada con enojo, pero es más el temor el que impera. ¿Qué le habrá dicho este imbécil?

—Cuando llegó Nathan pensé que eras tú. Me dijo que saliste con Rachel, me contó algo que ahora me hace preguntar ¿por qué no le dijiste nada a ella de que estamos juntos? —Su respiración está alterada; a medida que hablaba se molesta cada vez más al punto que me advierte con dureza, siendo rígida su postura.

—No le dije nada porque es reciente lo que pasó. Quería decirle a todos sobre nuestra situación cuando fuera prudente —respondo, severo, consiguiendo que se relaje un poco, sin embargo no deja de mirarme con recelo—. Aún no respondes a mi pregunta, y si tienes más dudas al respecto conmigo las resolveré cuando me aclares lo que vi.

De nuevo aparta el rostro al costado, tensando la mandíbula al igual que su cuello, pasa saliva, notándose como hace con dificultad el proceso.

—Me dijo que él salía antes con Rachel, que según él tú se la arrebataste —comenta, volviéndome a ver. Su expresión es otra, siendo ajena, dura, diría que hasta metódica al hablar. Es aquí que relajo los brazos, apoyándolos al filo de escritorio frente a mí, bajando la cabeza.

Nathan nunca superó el que Rachel se fijará en mí. Estudiaban juntos, fueron pareja pero nunca funcionó por los vicios que tenía él en ese entonces. Estuve presente en sus tantas peleas, ayudando a Rachel por supuesto, ya que él perdía la noción de todo cuando buscaba ese modo insano de divertirse. Nos hicimos cercanos con el tiempo; cuando terminó su relación, decidimos dar el paso, más por comprobar si lo que sentíamos era amor o solo amistad.

—Ellos fueron pareja. —Empiezo con mi explicación, viendo con entereza a la mujer al otro lado del escritorio—, pero no funcionó. Nathan solía ser agresivo con ella por lo que en muchas de sus discusiones intervine, por eso es que la conocí. Cuando nos hicimos pareja ellos ya habían terminado hace rato. Sea lo que sea que te haya dicho, fue por rabia ya que nunca superó que ella estuviera conmigo.

Dejo de apoyarme sobre la mesa, tomando una postura más recta. Rodeo el escritorio para pararme junto a Torr quien en todo el trayecto no desprendió su mirada. Cuando estoy a su lado, manteniéndome reservado, conservando la distancia entre los dos, la escruto con severidad, frunciendo el ceño. Mi gesto es rudo ya que de nuevo aparta la mirada.