Torrance
—Al menos las clases de boxeo me sirvieron para defenderme, dame ese crédito —alega en reproche haciendo un puchero tan infantil que por poco me hace soltar una carcajada, pero no, aún sigo molesta que se fuera a los golpes con Maxwell.
—Sí pero, ¿qué tal hubieran sacado armas o no sé? Debes medirte la próxima vez —señalo cruzándome de brazos, viendo seria al frente.
—Lo mismo te digo; ¿qué tal si en serio hubiera armas de por medio y tu metida allí? Si comparamos estamos a la par.
—¿Lo dices por la tonta que me atacó? —inquiero, viéndole de reojo, él no habla, sigue con la vista al frente—. Ella empezó, fue quien me atacó.
—Sí, pero igual la atacaste.
—Sí, pero me defendí.
—¿Ves? Estamos igual, tú te defendías y yo te defendía.
Ante eso voy a rebatir pero al reconsiderar sus últimas palabras se anula mi habla, quedando con la boca abierta unos instantes para después sellar mis labios y verlo acusadora. Sintiéndome de nuevo de la patada por haber arruinado la noche, me arrellano en el puesto. Doy un suspiro sonoro y miro de reojo a Evan quien está más que relajado, como si lo sucedido fuera un juego de niños, su favorito.
—Gracias —murmuro; mi corazón se remueve al ver las marcas en su rostro que recibió por mi culpa, a duras penas logré limpiarle el rostro.
—Ya, Torr, no agradezcas, para mí fue un gusto —explica, echándome un vistazo, guiñándome, siendo engreído. Niego con la cabeza, aún incrédula que este chico se haya ido a los golpes por mí.
Durante el resto de trayecto en su auto, platicamos sobre la agitada noche, a pesar de sentir molestia por hablar del evento, lo dejé de lado cuando Evan hablaba muy entusiasmado por la disputa, relatando con emoción los golpes que recibía y a la vez evadía de su agresor. Si así es en una pelea callejera no me lo quiero imaginar en una en un ring, estaría más que eufórico, dando golpes a diestra y siniestra.
De la emoción que transmitía al hablar, opiné al respecto agregando detalles de cómo me defendí de las dos chicas, que en vez de recibir un reproche me dio halagos, diciendo que estaba orgulloso de que me defendiera, que incluso no quiso intervenir pero que al ser dos contra una prefirió parar la pelea. Ante ello finjo molestia.
—¿En serio ibas a ser otro espectador más, viendo como me dan en la cara? —reprocho, juntando las cejas, aparentando estar ofuscada. Evan remedía en mí un segundo y se ríe el muy cretino.
—¡Vamos, Torr! No eres de esas que necesita que los demás peleen sus batallas, y como te defendiste, me da plena seguridad de que serían ellas las que recibirían su merecido y no tú. Confío en ti, es todo.
De nuevo iba a objetar pero siendo automático como todo lo que dice que me deja sin argumentos, me callo, cerrando enseguida los labios. Solo con oír eso percibo un calor arrollar mi pecho, ese que recibo rara vez de las personas que estimo cuando me dan palabras de aliento, que confían de ese modo en mí. Al menos me hace entender que no me ve como una niña como los demás y ahora que lo pienso, son pocas las personas que me han dicho cosas así, que confían en que sabré salir por mi cuenta de cualquier aparatosa situación, entre esos también Ethan... Cuando se entere de cómo la pasé...
Evan frena el auto, sacándome de mis pensamientos, la plática está tan entretenida que no me doy cuenta hasta ese momento que hemos llegado a mi casa. Le digo que espere mientras llamo para que Hope abra la puerta, percatándome que apenas falta una hora para las doce.
Cuando entramos Evan aparca justo al frente de la casa. Me quito el cinturón y me acomodo de forma tal que recojo la pierna, posándola sobre el asiento para enfocar a Evan quien se gira casi de igual modo.
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Cuestión de Tiempo [Cuestiones II] ©
RomanceCOMPLETA | CONTENIDO +18 | 2ª parte de la trilogía "Cuestiones" | Varias vidas ligadas por un mismo apellido donde descubrirán más de una verdad Una relación a prueba que hará a dos familias colisionar Un conflicto que unirá a dos individuos que no...