—No lo sé, creo que esperaba mucho más del autocine.—comentó Danna sin despegar sus ojos de la ventanilla del auto. Erick rio en voz baja y la miró brevemente.
—¿Esperabas más escenas románticas?—cuestionó el ojiverde.
—Pues para ser sincera, si.—admitió dejando escapar una risita.
—¿Te apetece ir a cenar conmigo el día de hoy?—le preguntó el muchacho. Danna lo miró fijamente y automáticamente una pequeña sonrisa se instaló en sus labios admirando la manera en la que él lucía.
Estaba completamente segura que el verde de los ojos de Erick era sin duda alguna el verde más lindo que había visto a lo largo de su vida sin contar claro que estaba que él era su marido y que definitivamente le gustaba. ¡Era cursi! ¡Se estaba volviendo tan cursi!
—¿Qué pasa con Alfie?—cuestionó la chica frunciendo sus labios.
—Antes de salir de casa le dije que no cocinará para nosotros.—respondió encogiéndose de hombros.
—Tú y tú manía de hacer las cosas a mis espaldas.—se quejó la castaña haciéndolo reír.
—Vamos, Dan. Acaban de abrir un restaurante de comida francesa y estoy muy seguro que te gustará...—anunció.—¿Recuerdas el viaje que hicimos a Francia cuando tuvimos que asistir a ese estúpido coctel de negocios?—cuestionó.
—Claro.—respondió.—Cuando el vino me cayó mal y terminé en urgencias...—susurró afligida.—Ese día supe que el alcohol y yo éramos una mala combinación...—Erick rio de nuevo.
—Pero dijiste que la pasta estaba deliciosa.—le recordó. Danna asintió.
—Tenía a la anfitriona delante de mi.—replicó.—¿Qué se supone que querías que le dijera?
—De acuerdo, entonces creo que la comida francesa queda descartada...—comentó estirando sus labios.
—¿Puedo elegir el lugar?—cuestionó la chica. Erick la miró brevemente antes de volver a posar sus ojos y su total atención en la calle por la que transitaban.
—Claro que sí. Elige el lugar que quieras...—respondió.
—Cambiemos de lugares, voy a llevarte.—decidió. Erick jadeó.
—¿Qué?
—Frena el coche, Er.—le ordenó.—¡Quiero conducir!—Erick se quedó en total silencio.—Vamos, por favor. Ya sé que tu coche es algo así como el amor de tu vida pero te juro que no voy a dañarlo ni nada por el estilo; tampoco soy tan despistada como para chocar a la primera vez...
—De acuerdo.—respondió el muchacho orillando el auto en la acera. Danna le ofreció una pequeña sonrisa antes de estirarse en su asiento para dejar un pequeño beso sobre su mejilla. Erick le sonrió un poco antes de salir del auto.
Cinco minutos después luego de un par de indicaciones –y de varios besos- se encontraron de nueva cuenta avanzando por las calles de la ciudad con Danna en el volante.
Erick se quedó en silencio contemplando la concentración con la de que Danna se aferraba al volante y conducía. La manera en la que sus cejas se fruncían ligeramente y la manera en la que apretaba sus labios como si estuviese comenzando a enfadarse por el tráfico de la ciudad. Soltó un bufido de exasperación y jugueteó con el cinturón de seguridad un momento.
—Estás poniéndome nerviosa.—se quejó finalmente pero no lo miró.
Erick suspiró.—¿Yo...?
—Sí. Me estás mirando de esa manera extraña y te juro que me estás poniendo muy nerviosa.—le explicó.—Si choco te hago cien por ciento responsable...—Erick se echó a reír y negó divertido apartando la mirada.
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¿Sera porque te amo?||Erick B. Colón.|Completa.
FanfictionDicen que del odio al amor sólo hay un paso. ¿Pero...que hay realmente del amor al odio? ---------- (Historia Dannerick)