P4: ¿Sera porque te quiero?

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Actualidad...

—Buenos días, Alfie.—saludó Danna haciendo acto de presencia en la cocina. La mujer se giró sobre sus talones y le ofreció una enorme sonrisa.

—Buenos días, Dan.—respondió de inmediato.—¿Te sirvo algo...? ¿Café? ¿Jugo? ¿Licuado? ¿Fruta...?

Danna rio en voz baja y negó débilmente.—Jugo está perfecto...

—¿Viste las hermosas peonias que Erick trajo para ti anoche?—cuestionó. Danna la miró un momento, se sentó sobre uno de los altos taburetes del desayunador de mármol de la cocina y negó lentamente.

—No realmente, estaba durmiendo ya.—inquirió encogiéndose de hombros.

—Pues deberías verlas, están en la mesa de la sala.—anunció.—Seguramente te encantarán...

—Probablemente después las vea...—Alfie negó lentamente colocando un vaso de cristal con jugo frente a la castaña antes de volver a su labor en la estufa.

—Estoy preparándote unas tortitas de plátano con chocolate porque sé que son tus favoritas.—le informó y automáticamente una amplia sonrisa se instaló en los labios de Danna. Si alguien la conocía en la vida esa era Alfie.

—Gracias, nana.

—¿Vas a desayunar en el comedor?—cuestionó. Ella negó.

—No me gusta desayunar sola así que prefiero desayunar aquí contigo.—inquirió.—Además...el comedor es extremadamente grande y yo estoy extremadamente sola así que...

—¿Por qué no intentas desayunar un día con Erick?—le preguntó y automáticamente el semblante de la castaña cambió.—Dan, Erick es tu marido. Han estado casados cuatro años...y puede que no tengan una relación como tal pero no dejan de estar casados y de compartir su vida el uno con el otro...—le explicó de manera lenta como si estuviese tratado de la chica captara el mensaje. Llevó sus ojos hasta la argolla de oro que descansaba sobre su dedo anular y dejó escapar un pequeño suspiro.—Tal vez si lo intentas puedes descubrir que tienen cosas en común y podrían...no lo sé, ser amigos al menos. Ser conocidos que están casados y que comparten una enorme casa...que si me lo preguntas deberían mudarse a un departamento más pequeño. Algo que se acople a ustedes si al final no cuentas no piensan forma una familia...

Danna dejó de escucharla un segundo. Era todo tan sencillo y claro; su relación con Erick no tenía arreglo alguno. Ellos no tenían nada en común excepto el hecho de tener unos padres frívolos que veían a todo el mundo como si fuesen empleados que tenían la obligación de seguir sus órdenes. Él la había condenado a tener una vida miserable a su lado y Danna no había hecho nada para evitarlo, así que ni siquiera podía culparlo directamente.

—Alfie...—susurró la chica pero su nana ni siquiera la escuchó.—Alfie...—la llamó de nueva cuenta.—¡Alfie!

—¿Qué sucede?

—No tenemos nada en común...—le recordó.

—No creo que eso sea posible, Danna.—replicó de inmediato.—Mi amor, has pasado cuatro años al lado de Erick. Y él ha tenido detalles contigo como por ejemplo; los ramos de flores que ha traído para ti en cada aniversario...

—Sólo lo hace para recordarme que mi vida es miserable...me parece una burla en lugar de un buen detalle...—Alfie negó.

—También se preocupa por ti...—murmuró.—El otro día cuando tenías fiebre estuvo al pendiente de ti y no dejó de preguntarme si estabas bien...

—Erick es un santo.—respondió sarcásticamente. Alfie se echó a reír de inmediato dejando frente a ella un plato de porcelana con tortas calientes.

¿Sera porque te amo?||Erick B. Colón.|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora