P40: Esta vez para siempre.

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—Entonces…todo lo que tienes que hacer es firmar aquí…—anunció  el hombre  envuelto en un traje diplomático delante de Danna señalando una pequeña línea con su nombre y tendiéndole una pluma de tinta negra. La muchacha llevó sus ojos hasta el ojiverde a su lado. Él le ofreció una pequeña sonrisa tomando su mano tratando de animarla. Apartó sus ojos de Erick y se quedó en silencio contemplando fijamente el acta de divorcio que tenía delante de ella. Sentía muchas miradas detrás de ella, de la misma manera que las había sentido hacía cinco años atrás. Tomó la pluma que el abogado le ofrecía, dejó escapar un suspiro de sus labios y plasmó su firma en el papel.—Y…listo. A partir de este momento dejan de ser marido y mujer…no más Danna Colón: vuelves a ser Danna Francis...

—Danna Francis…—susurró para sí misma.

—Señor Francis y señor Colón…ahora solo faltan sus firmas para dar por concluida la fusión de sus empresas, después todos los trámites legales que se tiene que hacer los llevarán a cabo sus respectivos abogados pero por el momento necesitamos sus firmas…—anunció el hombre.

—Creo que nosotros nos vamos.—anunció Erick poniéndose de pie. Tomó la mano de Danna para a ayudarla a levantarse pero la mano de Renato se envolvió en el antebrazo de la castaña.

—Suéltame.—le espetó anclando sus ojos en la unión de sus manos. Y automáticamente cada par de ojos de cada persona presente en la habitación los miraron.—Nunca en tu vida vuelvas a poner una mano encima de mí, Renato Francis…

—Danna…—la llamó Erick.

—Tú y yo hablaremos más tarde.—decidió el hombre.

—No tengo nada que hablar contigo…

—Bueno, no es que esté pidiendo tu opinión de todas maneras. Vamos a hablar más tarde y punto.—masculló de mala gana.

—Tú no tienes ningún derecho sobre mí…

—Danna, vámonos de una vez.—le espetó Erick. Los ojos de la chica se posaron en él y cuando se encontró de frente con su rostro repleto de preocupación: Erick negó.—Por favor…—Se zafó del agarre del hombre  y camino junto a Erick fuera de la habitación.—Ven a casa más tarde, por favor, Zab…

—Lo siento…—murmuró Danna cuando salieron de la oficina del abogado. Erick negó lentamente.

—Entiendo que estés completamente enojada con Renato…todo lo que pasó entre ustedes y todo lo demás, lo entiendo de verdad…pero no puedes hacer esto, Danna…no así.. —ella apartó sus ojos.

—Es muy complicado controlar todo lo que siento ¿sabes?—replicó.

—Lo sé.—anunció él.—Pero eres mucho más que esto, mi amor…—susurró.—Además… ¿recuerdas que hoy tenemos nuestra cita?

—¿Nuestra cita?—repitió.—¿Y me puedes recordar por favor el momento en el que decidí que iba a tener una cita contigo?—bromeó.

Erick se echó a reír en voz baja y negó.—Bueno…daba por hecho que dirías que si…

—¿Vas a pedirme que sea tu novia ahora que ya no estamos casados?—cuestionó.

Erick se encogió de hombros.—Probablemente lo haga.—respondió.—Pero...dentro de ti está creciendo mi hijo… ¿eso da puntos a mi favor?
Danna rio.—Puede ser que si…o puede ser que no...

(…)

Miranda se rio. Zabdiel dejó un beso sobre sus labios y ella negó divertida.—Ni siquiera así vas a conseguir que cambie de opinión, Zabdiel…—se burló.

—Dime que puedo hacer para que me acompañes…—ella se volvió a reír.

—¿Por qué no vamos a otro lado?—le preguntó.

¿Sera porque te amo?||Erick B. Colón.|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora