LUCAS
Pensaba que sería lindo dormir afuera, pero entonces comenzó a llover y tuvimos que meter todo al depósito de apuro y dormir adentro, pero esta vez no solo le tomé la mano, esta vez sin límites físicos.
Cuando se durmió estaba recostada en mi pecho, ahora que me desperté duerme sola en su lado de la cama.
Estaba tan cansado que ni siquiera la sentí moverse.
La observo dormir, su cabello desordenado sobre la almohada, sus respiraciones pausadas, su mano debajo de su rostro, se ve muy angelical.
Dormida. Es la única forma en la que Alegra puede verse angelical, porque en cuanto abre los ojos ya puedes ver el fuego en ellos.
Dejo un beso en su mejilla y la abrazo por la cintura.
— Despiértate, perezosa — murmuro en su oído y ella protesta.
— Me duele todo el cuerpo, no quiero entrenar hoy — se queja acurrucándose en mi cuello.
Quiero consentirla, ¿por qué soy tan débil? Me hago el chico frío y serio, y ella solo necesitó una semana en mi vida para lograr que yo quiera hacer lo que sea para que esté bien.
— Está lloviendo mucho, no iremos al parque hoy.
— Entonces déjame dormir un rato más y abrázame.
Pensaba decirle que entrenemos aquí, pero no puedo negarme a su pedido. Son las siete, tengo entrenamiento a las diez, podemos perfectamente dormir hasta nueve y media.
Hay una partecita de mí que tiene miedo de que se vaya, de que Ben tuviera razón y ahora que obtuvo lo que quiso solo me deje. Quiero confiar, pero por algún motivo se me hace muy difícil.
La abrazo por un rato, pero no logro volver a dormir así que cuando noto que está dormida me levanto.
Félix está abajo ya, tengo que hablar con él con calma aunque lo único que me provoca es golpearlo en el rostro.
Me siento a su lado, están por servir el desayuno, es raro que mi padre no esté.
— ¿Y mi padre? — pregunto sin dar los buenos días.
— Se fue temprano.
Parece molesto, aquí el molesto tengo que ser yo, no entiendo.
— ¿Alegra? — pregunta mirando su taza vacía.
— Aún duerme.
Esto es incómodo, antes solíamos ser buenos amigos, no entiendo qué es lo que nos pasa ahora.
O sí.
Nos gusta la misma chica, aunque él diga que solo son amigos, le gusta, yo lo sé.
— No puedes salir con mi hermana — fuerzo un poco mi voz para que suene autoritaria.
— No me interesa tu hermana — responde en un encogimiento de hombros.
Parece sincero, tal vez me hice una película equivocada.
— ¿Hablabas de Max cuando dijiste que había alguien por quién preocuparme?
Parece sorprendido de que yo lo sepa, al parecer no es algo que Alegra comparta con mucha gente.
— ¿Ella te habló de él?
— Ella me llevó a conocer a su papá, Max estaba allí.
Eso lo sorprende aún más, obvio no le voy a decir que solo me llevó por lo de Valeria, eso es asunto nuestro.
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Aroma a felicidad
Teen FictionDespués de varios fracasos amorosos y familiares, Lucas siente que la felicidad solo existe en el imaginario de las personas. Perder su tiempo intentando alcanzar algo que nunca llega ya no le parece una buena idea, así que se resigna a transitar es...