LUCAS
La música se detiene, el murmullo general combinado con las luces de los teléfonos de todos es abrumador.
Necesito encontrarla.
Me abro paso entre las personas sin nada de cortesía, pero todos están intentando hacer lo mismo y no puedo ver nada por lo que ni siquiera sé a dónde me dirijo.
El DJ habla por el micrófono y pide que todos nos quedemos quietos, estamos cerca de la escalera y podría ocasionarse un accidente si todos enloquecemos.
Hay una falla eléctrica, ese es el motivo que nos da para la falta de luz, que curioso que los micrófonos y la música aún funcionen.
Un sonido muy fuerte parecido a un disparo hace que la gente enloquezca aún más. Todos gritan y comienzan a empujarse hacia la escalera, algunos se arrojan al suelo, si se empujan de esa forma solo lograrán morir todos en una avalancha humana.
Intento que la marea de gente no me lleve, obviamente todo es distracción, necesito encontrar a Alegra pero el idiota que pensó en esto lo hizo demasiado bien.
Un psicópata sin dudas, la idea de que se la haya llevado me tiene al borde de una crisis de nervios.
— ¿Dónde está? — escucho la preocupada voz de Félix que no sé cómo me encontró.
La gente aún grita y corre en distintas direcciones, obvio eso no fue un disparo, sonó más como una bomba de fuegos artificiales, pero la gente está susceptible.
Otro sonido igual se escucha desde abajo, esta vez no tengo dudas de que es solo una bombita navideña, pero el caos se multiplica por dos y se escuchan llantos y gritos.
— No lo sé, en un momento estaba sujetando mi mano y un segundo después ya no estaba — respondo en cuanto llegamos a la baranda.
La policía está abajo, ya están evacuando el lugar y Alegra aún no aparece.
Una parte de mí está resignada a qué alguien se la llevó, y además me siento culpable, porque si el responsable es Eric no debí ser tan estúpido e impulsivo de amenazarlo así, solo empeoré todo.
Pero la otra parte que es más instintiva me dice que ella tiene que estar entre la gente, que solo soltó mi mano porque la empujaron, o porque se asustó, o no lo sé, pero ella tiene que estar aquí.
— ¿La llamaste? — pregunta Diana que no se despega de Félix.
Dios, ni siquiera lo pensé, mi cerebro no está funcionando.
Niego con la cabeza y busco mi teléfono en el bolsillo rápidamente. Está apagado. Si antes tenía alguna esperanza ahora desapareció.
¿Qué voy a hacer ahora? ¿Buscar a la policía? ¿Buscar al padre de Alegra? La impotencia es la sensación más horrible que existe.
Las luces se encienden, a mis ojos les cuesta acostumbrarse y los refriego porque necesito buscarla.
Antes de que pueda ver nada unos brazos me envuelven por la cintura desde atrás y percibo algo inconfundible.
Su aroma.
Siento como si mi corazón volviera a latir luego de estar todo este tiempo detenido.
— Estoy aquí — dice y su voz también suena nerviosa.
Me volteo de inmediato para abrazarla, sujeto su cabeza contra mi pecho y la mantengo allí por varios segundos, ella me abraza con fuerza hasta que finalmente deja de temblar. Olivia y Liam están con ella, nos cuesta unos quince minutos salir del lugar en los que todos nos mantenemos juntos y en silencio.
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Aroma a felicidad
Teen FictionDespués de varios fracasos amorosos y familiares, Lucas siente que la felicidad solo existe en el imaginario de las personas. Perder su tiempo intentando alcanzar algo que nunca llega ya no le parece una buena idea, así que se resigna a transitar es...