19 - Serendipia

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ALEGRA

Me observa por unos segundos, no puedo creer que de verdad esté considerando irse a dormir con Félix.

Bueno, tal vez lo estoy presionando demasiado, todos tenemos tiempos diferentes y... Bah, a la mierda con todo, la erección en sus pantalones me dice que él tiene los mismos tiempos que yo.

Finalmente después de lo que parece una eternidad se quita los pantalones y se mete en la cama conmigo.

— ¿Puedo solo abrazarte? — pregunta volteando hacia mi lado y quedando frente a frente.

— ¿Quieres solo abrazarme? — toma un mechón de mi cabello y lo aparta de mí rostro.

— Hoy sí, solo quiero dormir sintiendo tu aroma y tú calorcito.

Es lindo, ningún chico me había dicho algo como eso y aunque también es una sucia artimaña para rechazarme creo que caeré de todas formas.

Pasa su dedo por el tatuaje que tengo bajo mi pecho delineándolo suavemente.

— ¿Qué significa? — pregunta mientras la caricia de sus dedos se me hace muy agradable.

— Serendipia, es un hallazgo muy afortunado cuando estabas buscando otra cosa.

Él se ríe y me atrae a su pecho envolviéndome con su brazo.

— ¿Como cuando estás buscando el control remoto y encuentras dinero bajo el sofá?

Suelto una pequeña risa mientras muerdo mi labio inferior.

— Sí, o como cuando solo buscas sexo casual con un chico lindo y te terminas enamorando.

Elevo mi cabeza y lo veo sonreír.
— ¿Es una indirecta?

— No, es una directa. Estoy hablando de ti, obviamente.

— Entonces también eres mi serendipia, buscaba darte una lección y caí en tus redes.

Me aparto suavemente para verlo a los ojos.

— ¿Buscabas darme una lección?

Él aclara su garganta y vuelve a abrazarme para no tener que verme mientras lo dice.

— Bueno, tal vez escuché algunas cosas sobre ti... Como que te divertías creando estrategias para tener sexo con chicos difíciles y luego los hacías a un lado, supuse que eso hacías conmigo y quise redoblar la apuesta... pero no funcionó.

Podría bien enojarme u ofenderme, pero lo que le dijeron era verdad.

— Sí hacía eso contigo, pero luego empecé a sentir cosas y ya lo olvidé.

Nos quedamos en silencio por unos segundos en los que todo lo que escucho es el ritmo tranquilo de su corazón, comienza a darme sueño...

— Descansa... — murmura y deja un beso en mi frente.

— ¿No me darás ni un besito? — cuestiono haciendo un puchero.

— En realidad tengo muchas ganas de besarte, pero...

No lo dejo seguir hablando y lo callo con un beso, de otra forma va a seguir poniendo excusas toda la noche.

Apoyo mis manos en su pecho desnudo y él me toma por la cintura juntando nuestros cuerpos.

Dios, cuanto lo extrañaba, cuanto extrañaba esta forma en la que me hace sentir...

Gira mi cuerpo para dejarlo sobre el suyo y el beso se torna muy intenso. Al parecer alguien estaba conteniendo las ganas porque yo solo planeaba besarlo.

Aroma a felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora