28 - Dos palabras

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LUCAS

Otra vez la misma mierda, solo que esta vez duele mucho más. Salí a esa terraza con la intención de recuperarla, pero me perdí en el camino. Regreso con el pecho cerrado y la sensación de que algo se rompió, algo que no se puede arreglar.

El sentimiento de que la chica que quieres en realidad quiere a otro es familiar para mí, ya lo viví hace algunos años, la diferencia es que con Emily siempre lo supe. Ella nunca me dijo que me quería, solo que le gustaba, y luego me dejó claro que lo quería a él.

Alegra no.

Ella de verdad me hizo sentir que solo éramos ella y yo, y pensar en que solo estaba intentando olvidarse de él me dejó el corazón más roto de lo que cualquier otra chica lo ha hecho.

Por esto no creo en el amor, por esto no creo en la felicidad, porque en cuanto sientes que la tienes se te escapa de entre los dedos, dejando ese sabor amargo de lo que pudo ser, pero no fue ni será.

.

No volví a verla en un buen tiempo, dijo que se iría unos días con su hermano, no sé cuántos pero han pasado tres semanas ya. El dolor no se ha hecho más pequeño, ni menos intenso, y lejos está de desaparecer. Pero cada día que pasa estoy más seguro de la decisión que tomé y de que pase lo que pase estaré bien.

No es que piense que ella tiene la culpa de todo, ambos nos fallamos, ambos nos hicimos daño, supongo que es lo que sucede cuando dos personas tan rotas se juntan.

— ¿Sabes? He encontrado una diferencia — dice Félix mientras prepara la cena —. Sé que no te gustará que lo diga, pero es una diferencia importante.

No sé de qué habla, pero por su cautela supongo que habla de ella.

— Ya no quiero hablar de Alegra, Félix.

— Lo sé, pero los días pasan y ninguno de los dos se siente ni un poquito mejor y en este punto siento que son dos idiotas por estar separados...

Quería pensar que ella estaba bien, disfrutando sus vacaciones con su hermano y superando esto rápidamente, porque cuando quieres a alguien de verdad sólo puedes desear que sea feliz.

— ¿Cómo está ella? — pregunto pasándome por el culo mi necesidad de no saberlo.

— Obviamente mal — es su respuesta básica e insuficiente, pero no pediré más.

— Ya... ¿Cuál es la diferencia entonces?

Ni siquiera sé por qué lo pregunto, sé que lo que sea que diga dolerá.

— Cuando Alegra salía con Max ella y yo dormíamos juntos... — imágenes mentales desagradables que pasaré por alto esta vez — No es que lo engañara, ellos no eran novios solo tenían algo y él sabía que ella salía con otros chicos.

— Sí ¿Y?

— Y cuando regresé ella aún no estaba saliendo contigo, pero de todas formas ni siquiera me dejó besarla.

No haré comentarios sobre eso, que ella no se haya arrojado a sus brazos no significa que me quiera, tal vez habla de madurez de su parte o vaya uno a saber qué.

Otro detalle de lo que dice es lo que me llama la atención, algo que por algún motivo no le pregunté hasta ahora.

— ¿Cuándo regresaste de dónde? ¿Dónde estabas? ¿Por qué no usabas tus redes sociales y por qué no hablabas con Alegra?

Mi pregunta lo descoloca, se queda de pie frente a la encimera y no dice nada por varios segundos.

— Estaba... — hace otra pausa, no sé si está inventando una mentira o le cuesta decir lo que va a decir — Estaba con ella.

Aroma a felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora