43 - Confiar en la persona equivocada

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LUCAS

Solo queda una hora, estuvimos lo que quedaba de la noche intentando buscar la forma de tenderle una trampa, pero la verdadera ayuda llegó por la mañana sin ser llamada.

— Quiero ayudar —dijo Emily sonando un poco avergonzada.

Matteo venía con ella, y le dio una mirada confiada para animarla a seguir hablando.

— Lo siento por desconfiar de ti y de Alegra, no es fácil creer que tu hermanito es capaz de algo como esto, pero...

— Pero...

— Pero intente hablar con él sobre el tema... Se puso súper nervioso y me di cuenta de que mentía. Emma me dijo lo que está sucediendo, y si hay alguien capaz de conseguir las pruebas que lo culpen, esa soy yo.

Asentí levemente porque no tenía muy claro qué decir, pero cualquier ayuda es bienvenida si la mujer que amas está en peligro, y más la de un cerebrito informático como ella.

— ¿Aunque eso signifique que irá a la cárcel? —pregunté para dejar claro de qué lado está.

— Si está persiguiendo y acosando a Alegra estoy segura de que se lo merece —su voz no sonó convincente pero me dio la seguridad de que al menos lo está intentando.

Entonces tuvimos que reestructurar el plan. Félix se llevará a Alegra, los chicos de la pandilla los cuidarán, no irán a ningún sitio en particular, solo irán por la carretera y de ser necesario se detendrán por ahí.

Nosotros estaremos en un hotel de la ciudad, ya que Emily conectó todos nuestros teléfonos, notó que alguien estaba intentando hackear el mío y le facilitamos el acceso. Seguro piensan que no me separaré de ella y por eso lo haré, irán a buscarla a donde yo esté, y estaremos listos.

.

— No deberíamos separarnos —murmura con sus ojos empañados.

— Es lo mejor, tú lo sabes —no sé si intento convencerla a ella o a mí mismo pero ya es tarde para dar marcha atrás.

— No quiero que te enfrentes a ellos tú solo —por primera vez desde que todo esto comenzó la noto asustada, quiero darle seguridad y no saber cómo hacerlo me pone nervioso.

— No estoy sólo, estoy con mi papá y él puso a muchas personas a cuidarnos, estaré bien.

Estamos en la terraza, Félix realmente ha dejado hermoso este lugar, son las seis de la mañana y el sol acaba de salir, ambos sabemos que tenemos que irnos pero ninguno quiere hacerlo.

— Al final tenías razón, es como si la vida se empeñara en no dejarnos ser felices… —hace un pequeño puchero, sus ojos están brillantes pero no está llorando.

— No, en realidad tú tenías razón —la atraigo a mi pecho usando la manta con la que se cubre para cubrirnos a ambos —. Si vamos a esperar a tener una vida tranquila para ser felices solo lo seremos cuando estemos muertos.

Ella suspira y siento su calorcito en mi cuello.

— Oh, que bonito pensar en muerte justo ahora… —su tonito irónico me hace reír, ella jamás abandona la prepotencia, ni siquiera en momentos de crisis.

— Está bien, pensemos en cosas bonitas —cedo pasando las yemas de mis dedos por sus hombros desnudos —. El próximo fin de semana tengo un partido fuera de la ciudad, y…

— El próximo fin de semana es tu cumpleaños —me interrumpe recordándome algo que yo mismo no olvidaría.

— Lo sé, por eso pensé que tal vez querrían venir conmigo. Tú, Félix y mi hermana.

Aroma a felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora