ALEGRA
— Lo siento por eso — le digo a Max en cuanto subo a su motocicleta otra vez.
— No estaba mirando, no soy tan masoquista.
Bueno, menos mal, lo besé por impulsiva y no noté que Max estaba allí hasta después que lo hice.
Y luego dice que no soy mala...
— ¿Pudiste solucionarlo?
— No — murmuro conteniendo las lágrimas otra vez.
Él se voltea hacia mí abriendo grandes sus ojos negros.
— ¿De verdad? ¿Te vio llorar así y dijo que no? Es un idiota.No, no lo es, solo está herido.
— Ya vámonos de aquí... — él no demora en obedecer mi pedido y enciende el motor para alejarnos de aquí.
Tengo dos opciones, ir con Olivia o ir con Félix, porque sin dudas quedarme sola no es una posibilidad.
Finalmente me decido por Olivia, porque Félix vive en casa de Lucas y se lleva muy mal con Max así que prefiero que ni siquiera se crucen.
Le doy un abrazo de despedida a Max al bajar de la motocicleta.
— Lo siento, prometo que te llamaré y no solo cuando te necesito.
Él deja un beso en mi frente y me acaricia la mejilla.
— No, bonita, lo prefiero así. Tú me llamas y estaré aquí en cinco minutos si me necesitas, pero si no lo haces prefiero las distancias...Auch, en su idioma lo que quiere decirme es que le duelo.
— No te metas en cosas peligrosas — le pido viéndolo a los ojos.
La arrogancia vuelve a su mirada y me da una sonrisa de lado.
— Mi vida es una cosa peligrosa, Reina.Reina, él me llama así porque dice que es el puesto que ocupo en la pandilla, que soy la reina y todos lo saben solo están esperando que un día ocupe mi trono.
Pero eso no pasará, no es mi mundo, ni siquiera sé conducir una motocicleta.
Escucho el sonido de su motocicleta hasta que desaparece, aún tengo la bolsa que me dio Lucas en la mano y ni siquiera sé qué tiene dentro.
Toco el timbre de la casa de Olivia, y en cuanto la veo mis ojos se llenan de lágrimas otra vez.
— ¿Qué pasó? — pregunta envolviéndome con sus brazos de inmediato.
Creo que nunca he llorado con ella, en realidad nunca lloro, no sé por qué ahora no puedo dejar de hacerlo.
Me lleva a un altillo lleno de libros con una gran ventana que hay en su casa, ni siquiera sabía que existía este lugar pero es hermoso.
Por fin abro la bolsita para ver qué tiene y mierda... no pensé que un churro podía lastimar tanto.
Nos sentamos en el sofá que está incluido en la ventana y le cuento detalle por detalle todo lo que pasó.
— No digas nada malo de él, tiene razón y yo lo sé... — finalizo limpiando mis lágrimas por vez diez mil.
— No diré nada malo, la situación es una mierda pero igual lo entiendo. ¿Qué quieres hacer? Estoy aquí... — me recuesto sobre sus piernas de lado y veo por la ventana.
— Ahora solo quiero llorar y que tú me cantes unas canciones tristes con tu bella voz, luego, cuando ya lo haya sacado todo, emplearé todas mis armas de perra empoderada para recuperarlo y vengarme de esa idiota.
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Aroma a felicidad
Teen FictionDespués de varios fracasos amorosos y familiares, Lucas siente que la felicidad solo existe en el imaginario de las personas. Perder su tiempo intentando alcanzar algo que nunca llega ya no le parece una buena idea, así que se resigna a transitar es...