48 - Feliz

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Ambos necesitan una cirugía, Valeria para extraer la bala y Max porque la bala tocó una de sus vértebras y eso afectó su médula. De sobrevivir es posible que no vuelva a caminar, eso es lo que nos dijeron.

Valeria estará bien, la bala no llegó lejos porque el cuerpo de Max se llevó la mayoría del impacto.

¿Debería estar agradecido? Claro que no, de no ser por él nada de esto estaría pasando.

Afuera está lloviendo muchísimo, mi hermana salió de su cirugía y está fuera de peligro.

Está con Félix ahora, Alegra está con su mamá y yo estoy simplemente sentado afuera cuando mi padre llega a abrazarme. Pensé que me regañaría por no llevarlo conmigo, pero creo que en realidad entiende que ya no soy un niñito y debo dar mis propias peleas.

—Nadie se recuperará fácil de esto, debes ser fuerte para sostenerlos —deja un beso en mi cabeza y se pone de pie—. Para sostenerte a ti estoy yo.

Sonrío, cuando era un adolescente rebelde me caía mal, pero él solo intentaba marcarme el camino correcto, y ahora estoy muy agradecido por eso.

—¿Y quién te sostiene a ti?

—Siempre me has sostenido tú, eres lo más importante que tengo. Pero ahora también tengo a…

Sus ojos voltean a la puerta del pasillo que da a las habitaciones.

—Ella —murmura y pone sus ojos en el suelo de inmediato.

Nunca, en todos los universos posibles, me hubiera imaginado esto. Pero ahora todo comienza a tomar forma en mi mente.

La madre de Alegra y mi papá, están juntos. No desde ahora, diría que desde hace meses.

—¿Ella? ¿De verdad? —tal vez no es la respuesta que él espera, pero estoy demasiado sorprendido.

—Lo siento, sé que es la madre de tu novia y esto es extraño en muchos aspectos, y te juro que no fue intencional pero…

Me veo en la necesidad de interrumpirlo de inmediato.

—No te disculpes… es… perfecto. Yo lo único que pretendo es que seas feliz, no importa si es extraño o no.

De inmediato cambia su expresión por una de alivio y le hace un gesto a ella para que se acerque. Soy testigo directo de cómo se abrazan, y nunca imagine que esto me haría tan feliz.

—Lucas —saluda con un movimiento de su cabeza y una sonrisa.

—Julia —le correspondo el saludo de igual forma.

— Y… ¿ya encontraste a la indicada?

Suelto una pequeña risa recordando mis viles mentiras, ella ya sabía de mí, estoy seguro de que mi padre tuvo mucho que ver con que Alegra viviera frente a mi departamento.

—De hecho sí, lo hice, y parece que no fui el único.

Ella sonríe y sus ojos se llenan de lágrimas.

—Me trajiste a mi hija de regreso, voy a estar en deuda contigo para siempre.

Me pongo de pie para ir con Alegra, aprovechando que ella salió.

—Hazlo feliz, y estaremos a mano.

.

Alegra aún no duerme, ella jamás se duerme temprano y menos en esta situación.

—¿Cómo te sientes? —pregunto sentándome a su lado.

—Cansada, llevo dos días sin dormir —ahoga un bostezo en su mano y talla sus ojos.

Aroma a felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora