46 - Quítate la ropa

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ALEGRA

Necesito respirar, pero todo aquí está cerrado. Puertas, ventanas, mi estómago y mi garganta.

Max no está a la vista, tal vez está arriba pero prefiero no verlo. Mi cerebro no ha dejado de pensar en todas las posibilidades de escapar de aquí. La puerta solo se abre con la huella de Max, pensé que tal vez podría desmayarlo de un golpe y arrastrarlo hasta allí para usar su dedo, pero luego noté que debajo del lector de huellas hay un panel para poner una contraseña y necesito ambas cosas para salir. Las ventanas tienen rejas, de todas formas intenté romper una pero no son de vidrio, son de policarbonato.

Lo que me llevó a pensar ¿De dónde demonios sacó Max esta casa? Parece diseñada exclusivamente para secuestrar a alguien.

Lo escucho bajar las escaleras y me alejo de la puerta rápidamente.

—Ponte bonita, Reina —tira un montón de ropa sobre el sofá y sonríe—. Tu príncipe vendrá al rescate.

Camino hacia donde está él ignorando la ropa por completo.

—¿Qué le vas a hacer? Max, por favor, él no tiene nada que ver —rueda los ojos y se ríe irónicamente.

Tengo muchas ganas de golpearlo, pero no soy idiota. Tengo todas las de perder en esta situación.

—Déjalo fuera de esto —pido una vez más intentando respirar para no explotar.

—Cámbiate, Alegra —insiste ignorando mi súplica.

—¿Por qué?

—No estás en posición de hacer cuestionamientos.

Suspiro, siento ganas de llorar por primera vez desde que me trajo aquí. Tengo miedo, y la sensación de que está haciendo que Lucas venga solo como parte de una trampa.

—¿Puedes dejarme sola al menos? —pido intentando que mi voz no se quiebre.

—No, no es nada que nunca haya visto.

Doy un paso hacia atrás, sintiendo el miedo de su cambio de actitud.

—Dijiste que no me harías daño, Max.

—Eso fue antes de que los idiotas de tus amigos pensaran que pueden engañarme.

Mi corazón está tan acelerado que lo escucho perfectamente, me desespera no saber lo que sucede.

—¿Con qué? Ellos solo me quieren de regreso, no es porque estén en tu contra...

—Valeria me dijo que está embarazada.

Mierda.

Me dejo caer en el sofá escondiendo mi rostro entre mis manos.

—Tal vez es verdad, ustedes tuvieron sexo.

—Alegra, ni tú ni yo somos estúpidos.

Lo sé, lo sé. Y ¡mierda! Lucas tiene que estar muy desesperado para permitir que Valeria se involucre en esto.

Lo extraño, lo extraño tanto. Necesito abrazarlo, que sepa que estoy bien, y que por lo único que he sufrido es por saber que allí afuera están preocupados.

—Cámbiate, Alegra —su voz suena amenazante.

No se hacen una idea de cuanto me duele esto, yo lo quería, yo confiaba en él, yo lo hubiese defendido de cualquiera que tuviera algo malo que decir sobre él.

—Max, por favor… —mis ojos se llenan de lágrimas, estoy intentando contenerlas pero no sé cuánto tiempo más lo lograré.

—Quítate la ropa —insiste sin inmutarse.

Aroma a felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora