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Llamar a Sang nunca me ha costado tanto. Hago el intento unas tres veces antes de quedarme con el teléfono pegado a la oreja, esperando a que conteste. Y, cuando lo hace, casi pienso que lo mejor es soltarlo de golpe antes de que me atragante con las palabras.

—Buenos días, Hye —me saluda desde el otro lado—. ¿Estás bien? No es normal que llames antes de....

—Estoy saliendo con Jungkook —suelto, de golpe. Sang suelta una risa.

—Vaya, creo que nunca has sido tan directa... ¿Y qué tal? Porque es bueno, imagino. A juzgar por tus textos.

—Bien, es muy... Adorable. Hemos tenido una cita. Mi primera cita.

Casi puedo ver a Sang apuntando los avances que he hecho en una semana a 300 kilómetros por hora. Demasiado deprisa para poder procesarlo todo.

Por eso necesito su ayuda, porque llevo muchos años sin poder enfrentarme a las cosas por mí misma. Sola.

—Eso está muy bien, Hye. ¿Te ha gustado la experiencia?

—Sí, mucho. Es... diferente. Con Yoongi pensaba que una cita era ir a su habitación a enrollarnos, pero a Jungkook no le hace falta tocarme para que me sienta bien.

—Pero pasa algo, ¿verdad? —pregunta, leyéndome los pensamientos. Ni si quiera hace falta que responda—. ¿Sabe lo de tu pierna?

—Sí —confieso. En realidad, aunque sigue siendo mi mayor inseguridad, que Jungkook sea consciente de mi discapacidad me da tranquilidad—. Pero nadie más sabe... Que estoy con él.

—Entiendo —dice, después de procesarlo—. ¿Por qué? ¿Te da miedo?

—Mucho.

Sang suspira y yo tamborileo con los dedos encima de mi pierna buena.

—No tienes que decírselo a todo el mundo al principio, Hye. Los cambios siempre cuestan y tú llevas demasiados en muy poco tiempo. Intenta tomártelo con calma. ¿Por qué no se lo dices a tus amigos para empezar? Namjoon es compañero de Jungkook, ¿verdad?

—Sí; está insistiendo mucho, además.

—Es un buen comienzo. Luego puedes decírselo a Ahn y, cuando estés preparada, podrás decírselo a todo el mundo —comenta. Y parece sencillo. Mucho. Aunque para mí no lo es tanto.

—Ya, pero... Tengo la sensación de que, si empiezo a decirlo, va a desmoronarse, ¿sabes? Como si todo el mundo fuese a darse cuenta de que es muy especial y cuando él lo vea...

—Hye, tú también eres especial —responde, rápidamente—. Y si Jungkook está contigo es porque se ha dado cuenta. Pero no es eso todo lo que te aterra, ¿verdad?

Me quedo en silencio un rato, pero Sang sabe interpretarlo a la perfección, como siempre.

—Ya lo sabes —digo, al final. Porque no hace falta que le diga lo que llevo repitiéndome estos cuatro años. Lo que ha condicionado mi vida entera.

Lo que hace que todavía no me crea que le guste a Jungkook.

—No eres la misma, Hye. Ya no tienes 18 años, ni dos piernas de carne y hueso. Pero Jungkook tampoco es Yoongi. ¿Se enteró de lo de la pierna antes o después de que empezarais a salir?

—Antes —según lo digo me doy cuenta de qué quiere decirme con eso. Porque es de lo que yo he estado intentando convencerme.

—Entonces sabes que le gustas así, como eres.

—Solo ha visto la pierna, no el muñón, y cuando lo haga...

—Tienes que darle el beneficio de la duda, Hye. ¿Estás ya preocupada por el sexo?

The ghost of it - jjk, myg, pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora