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Cada vez veo menos a Jungkook y más a Ahn. El del pelo negro se ha mudado oficialmente a la habitación de Nam, pero no lo sé porque comamos juntos ni nada parecido, sino porque mi amigo me lo ha contado.

Lo que sí que me contó Jungkook fue que consiguió un trabajo nuevo en una cafetería de la zona, por lo que, fuera de la universidad, apenas nos vemos. En realidad, dudo mucho que su nuevo empleo, unido al que ya tenía como repartidor de comida a domicilio en ocasiones puntuales, le quite tantísimo tiempo. Sobre todo, teniendo en cuenta que Ahn, por lo que dice, sí que le ve bastante más que yo.

Quizá Nam tiene razón y debería haber sido sincera desde el principio con él. Pero algo me dice que, en realidad, Jungkook se está alejando de mí porque le hice sentir tremendamente incómodo y no quiere decírmelo. Aunque cuando estamos juntos esté como siempre conmigo.

Ahora, por ejemplo, estoy comiendo sola en el comedor de la universidad porque Ahn y Jungkook tenían que hacer algo. Me han dado evasivas cuando he preguntado, así que al final he dejado de insistir y me he sentado a mirar los guisantes del plato como si así pudiese encontrar una respuesta a todo ahí, tan claro como veo lo poco que me gustan.

¿Qué siento por Jungkook?

¿Por qué me duele tanto que las cosas cambien con él?

¿Debería decírselo?

—Hola.

Una bandeja se planta enfrente de mí sin darme tiempo a replicar que, quizá, mis amigos vengan a sentarse conmigo cuando acaben con eso que tenían que hacer. Intento no pensar que los guisantes me estaban diciendo que quizá se estaban besando en algún sitio, porque se me cierra el estómago.

Miro hacia la persona que ha decidido que era buena idea sentarse conmigo y casi se me caen los palillos. Lo impido cogiéndolos con más fuerza para llevarme un trozo de pollo a la boca.

—He aprovechado que estabas sola para hablar contigo. Creo que Jungkook no me iba a dejar hacerlo —continúa, al ver que no hay respuesta por mi parte—. Por cierto, ¿dónde se ha metido?

—¿Por qué piensas que yo sí que quiero hablar contigo? —pregunto,ignorando lo último.

—Porque te duele tanto como a mí verme y saber que todavía tenemos una conversación pendiente.

Miro a Park Jimin a los ojos y dejo los palillos en la bandeja. No hay ni rastro de la vitalidad de mi ex mejor amigo en la persona que tengo delante. Tiene el pelo negro y está mucho más delgado. Hoy se ha esforzado en ocultar las ojeras bajo una capa de maquillaje, pero puedo ver que están ahí, porque, por mucho que haya pasado el tiempo, le sigo conociendo mejor que la palma de mi mano.

—Después de cuatro años creo que ya no es necesario.

—Sí que lo es —insiste—. Si no, podrías tener una conversación normal conmigo sin parecer que me odias a muerte.

—No te odio —digo, sincera.

—Estarías en tu derecho si así fuera.

Ahora no se atreve a mirarme a los ojos y sé por qué: porque todavía se arrepiente de lo que pasó.

Y, como sé que no puedo callarme eternamente o ignorar su presencia en Seúl, decido ser sincera.

—Fue un accidente, Jimin.

—Y mi culpa. Sé que me has culpado todo este tiempo como yo lo he hecho, no me engañes.

Ahora sí que le miro. Porque, aunque sé que no es el lugar idóneo para hablarlo, quizá sí que está bien que sea aquí, con todo el ruido de fondo acallando todo lo que deberíamos habernos dicho hace cuatro años y que nunca nos dijimos. Porque yo me negué a ver a nadie después del accidente y porque él huyó, sintiéndose fatal. Y ahora no podemos simplemente huir y fingir que somos dos desconocidos. Porque mirarnos a los ojos es como abrir una herida que creías cerrada.

The ghost of it - jjk, myg, pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora