Epílogo

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Seis años después.

Las caderas de mi marido chocan con fuerza con las mías mientras nuestras lenguas se entrelazan con urgencia y desesperación. Eso es lo único que impide que los gemidos no se escuchen por toda la sala, aunque no puedo decir lo mismo del sonido que hacen nuestros cuerpos al chocar, que me hace estar al borde una vez más.

Agarro sus mejillas con más fuerza para profundizar el beso y para concentrarme en aguantar un poquito más. Apenas acabamos de empezar, pero el ritmo demoledor de Jungkook tiene el claro propósito de acabar pronto. "Uno rapidito antes de que se despierte la niña", dijo. Y como debe ser que me va el morbo, acepté. Aunque sé que no voy a tardar en escuchar el llanto de la pequeña, y espero de verdad que sea una vez me haya corrido.

—M-más deprisa... —suplico, porque me suele cortar mucho el rollo escucharla llorar mientras me mete la polla hasta el fondo.

—¿M-más? —pregunta agitado.

—S-sí q-que... se va a d-despertar...

—Joder... —maldice, pero me hace caso e incrementa el ritmo.

Tardo exactamente ocho embestidas en camuflar mi alarido con un nuevo beso, y él tarda solo diez en llenar mi interior de semen; nuestras lenguas todavía jugando en la cavidad contraria.

Jungkook deja caer su cuerpo sobre el mío cuando para de moverse, pero no me molesta mucho. Bueno, pesa más que yo, pero es una presión reconfortante.

—Ha sido demasiado rápido... —jadea contra mi cuello. Yo llevo las manos a su cabeza para acariciar su pelo. Cada vez está más largo, y dice que está planteándose dejárselo así y no cortárselo. Como me gusta, creo que por eso no se ha retractado todavía.

—Lo siento, Gukie —susurro—, pero ya sabes que...

—Sí, lo sé —responde antes de incorporarse sobre sus codos para darme un besito en los labios—. Pero no sé si habré expulsado semen suficiente.

—Eso no tiene nada que ver —me río.

—Pero las cinco rondas de antes sí, guapa. —Su sonrisa me deslumbra tanto en ese momento que entrecierro los ojos.

—Entonces habrá sido lo suficiente, no te preocupes por eso. Si no, seguro que no tienes ningúúúún problema en intentar dejarme preñada esta noche, ¿verdad?

—Ninguno, ninguno —repite, dando un beso en el lunar de mi cuello—. Estás fallando en tus capacidades como madre: podríamos haber aguantado cinco minutitos más.

O soy vidente o la niña en ese momento nos escucha, porque empieza a llorar, así que alzo una ceja y Jungkook se pasa la lengua por el carrillo. Le jode que lleve razón, pero es que siempre la tengo.

—Venga, voy yo y te dejo regodearte en tu fracaso.

—Nonononono —me detiene, volviendo a empujar mis hombros contra el colchón—. Que si te levantas se va toda mi semillita. Y no estamos para desperdiciarla.

—Valee... ¿Me vas a traer el desayuno? —pregunto poniéndole ojitos. Él pone los suyos en blanco antes de colocarse los calzoncillos y salir por la puerta, pero sé que lo va a hacer porque me adora tanto como yo a él. Y porque si tengo que levantarme desperdicio "su semillita".

En realidad, no sé por qué nos ha entrado tanta prisa. Nuestra hija hoy cumple un año, lo que implica que todavía estamos inmersos en el mundo de pañales, llantos y papillas a las tantas de la madrugada, así que no sé por qué ahora que hemos superado la fase de la leche y el pecho, quiero volver a pasar por ello.

The ghost of it - jjk, myg, pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora