Diciembre
Tengo delante el portal de la universidad con todas las notas del cuatrimestre. Es el último día de clases y no sé por qué he venido, si los profesores están dando clases extra que no sirven para nada. Bueno, sirven para la gente que haya suspendido, como yo. Gente a la que le importa haber suspendido. Lo que no soy yo.
—A ver, a ver... ¿Qué notazas has sacado, Hye? —pregunta Ahn, colando su cabeza por el lateral para poder ver la pantalla de mi ordenador. Ni si quiera se lo impido—. E-esto... Has suspendido todas.
—Ya —digo, sin emoción en la voz.
—Pero dijiste que llevabas muy bien los exámenes, ¿no?
Mentira, como casi todo lo que ha salido de mi boca en las últimas semanas. Aunque hoy estoy demasiado cansada como para mentir, me esfuerzo un poco. Solo un poco.
—Sí, supongo que me equivoqué.
—Bueno, no te preocupes, reina. Seguro que en las recuperaciones las sacas todas. A mí me ha quedado una, ¿sabes?
—Lo siento.
—¡Si es una chorrada! Ya verás que la aprobamos juntas. ¿Vamos a tomar unas birras para ahogar las penas?
Yo asiento y cierro el ordenador antes de dejarme arrastrar, como siempre. Sé que en realidad no es muy buena idea que mezcle los ansiolíticos con el alcohol, pero hace mucho que he dejado de tener control en mi vida. Ahora solo la controla la ansiedad y quizá por eso he empezado a medicarme a diario, sin medir las consecuencias.
Hablo con Sang todos los sábados y finjo lo mejor que puedo. Hago un esfuerzo tan grande después de sus llamadas que acabo durmiendo el resto del día. A Jimin siempre le engaño y le digo que si los sábados no podemos quedar es porque estoy estudiando. Está tan feliz que ni si quiera me cuestiona.
Me intento repetir cada día que esto merece la pena porque él ha mejorado. Ha dejado de drogarse y lleva ya limpio casi un mes. El mismo tiempo que yo llevo automedicándome cada día. Pero puedo seguir haciéndolo un poco más. No soy una adicta.
Cuando salimos de la clase, él ya está ahí esperándonos. Más bien, esperándome; con su mano abierta para que la entrelace con la mía y sus labios preparados para besar los míos. Y como siempre, me dejo guiar, sin pensar en absoluto. En que nunca he querido exponer tanto mis relaciones. En que cuando sus labios se unen a los míos no siento nada. Pero finjo y pongo una sonrisa enorme antes de pegarme a él. Porque sé que es lo que él necesita.
No sé en qué momento empecé a salir con Jimin. No soy capaz de recordarlo. Tengo imágenes difusas de sus besos y de las veces que hemos follado, pero no de cómo empezó. Ni del primer beso, ni del primer te quiero, ni de cómo se confesó, ni de qué dije yo. Nada. Tengo un blanco absoluto, y a veces creo que es mejor. Porque así mi corazón no llora por su ausencia.
N̶o̶ ̶d̶e̶b̶e̶r̶í̶a̶ ̶p̶e̶n̶s̶a̶r̶ ̶e̶n̶ ̶t̶i̶,̶ ̶p̶e̶r̶o̶ ̶a̶ ̶v̶e̶c̶e̶s̶ ̶t̶e̶ ̶v̶e̶o̶ ̶y̶ ̶n̶o̶ ̶p̶u̶e̶d̶o̶ ̶e̶v̶i̶t̶a̶r̶ ̶q̶u̶e̶r̶e̶r̶ ̶q̶u̶e̶ ̶m̶e̶ ̶m̶i̶r̶e̶s̶ ̶d̶e̶ ̶v̶u̶e̶l̶t̶a̶.̶ ̶O̶t̶r̶a̶s̶ ̶s̶i̶m̶p̶l̶e̶m̶e̶n̶t̶e̶ ̶n̶o̶ ̶p̶u̶e̶d̶o̶ ̶e̶v̶i̶t̶a̶r̶ ̶c̶o̶m̶p̶a̶r̶a̶r̶ ̶t̶u̶ ̶t̶a̶c̶t̶o̶ ̶c̶o̶n̶ ̶e̶l̶ ̶d̶e̶ ̶J̶i̶m̶i̶n̶.̶ ̶N̶o̶ ̶p̶u̶e̶d̶o̶ ̶e̶v̶i̶t̶a̶r̶ ̶p̶e̶n̶s̶a̶r̶ ̶q̶u̶e̶,̶ ̶a̶u̶n̶q̶u̶e̶ ̶J̶i̶m̶i̶n̶ ̶n̶o̶ ̶m̶e̶ ̶v̶e̶a̶ ̶a̶s̶í̶,̶ ̶y̶o̶ ̶s̶o̶l̶o̶ ̶p̶u̶e̶d̶o̶ ̶v̶e̶r̶l̶e̶ ̶c̶o̶m̶o̶ ̶u̶n̶ ̶a̶m̶i̶g̶o̶.̶
Jimin me está ayudando más que yo a él. Me está ayudando a superar tu ausencia. Ya casi no te siento.
—¿Cuántas te han quedado, Park? —pregunta Ahn, para evitar el hecho de que estemos agarrados como un par de enamorados. Veo cada día en su mirada que no lo aprueba, pero nunca le digo nada. Ya no lo hago.

ESTÁS LEYENDO
The ghost of it - jjk, myg, pjm
Hayran KurguHan pasado cuatro años desde el día que cambió la vida de Moon Hyeon para siempre. Cuatro años de lamentos, reproches y dolor. Ahora quiere pasar página, pero, para eso, tendrá que enfrentarse a todos los fantasmas de su pasado. Y eso incluye a Min...