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Cuando abro los ojos, todavía está ahí; despeinado, a centímetros de mi cara y con la boca abierta. Yo solo sonrío y le observo cerrar la boca y apretar los labios antes de ronronear y acercarse más a mí. Estoy pegada contra la pared, de lado, porque mi cama no es muy grande, pero parece que es todavía más pequeña de lo que me imaginaba para Jungkook, que se acerca como si tuviese miedo de caerse.

Al final, entre beso y beso, tanto él como yo nos quedamos dormidos y, a juzgar por los rayos de sol que entran por la ventana, más tiempo del que creía. Por eso me gustaría poder alzar la mano para mirar la hora en mi móvil: sé que Jungkook trabaja los domingos y a lo mejor llega tarde. Pero no puedo, porque sus brazos me aprisionan entre su cuerpo y la pared.

Le soplo a ver si así reacciona, pero él solo arruga la nariz y se remueve un poco más, apretándome más todavía.

—JK —susurro, acariciando su mejilla derecha con mi mano. Su cara se mueve automáticamente para poder sentir mi tacto mejor—. JK, nos hemos quedado dormidos...

—Mmmm.

—Jungkook...Déjame mirar la hora.

—Mmm...

No hay manera. Intento zafarme un poco de su agarre, pero él sigue como un tronco y pesa bastante más que yo, así que me planteo rendirme y morir aplastada por mi novio hasta que se despierte. Pero al final me pesa el hecho de que pueda llegar tarde y, a base de darle muchos besitos en el cuello, en la cara y en el brazo, Jungkook afloja un poco y casi que sonríe. Yo aprovecho y, pasando mi pierna buena por encima de sus caderas, intento cruzar la cama para ir a por mi móvil. Solo que cuando estoy a punto, Jungkook me agarra por la cintura y vuelvo a caer en el colchón.

—No te muevas —murmura, escondiendo su cara en mi cuello.

—Jungkook... Hoy trabajas —susurro, acariciando su pelo con mis manos mientras se aprieta más contra mi cuerpo. Y como está desnudo, su erección mañanera da de lleno en mi estómago. Ni si quiera puedo apartarme un poco para darle espacio, porque mi espalda choca con la pared.

—Quédate así solo un ratito más...

—¿A qué hora entras a la cafetería? —le pregunto.

Jungkook ronronea contra mi cuello cuando acaricio su cogote y da un besito que me hace estremecer.

—A las dos de la tarde —susurra.

—Vale, ¿me dejas mirar la hora?

—No.

—JK... —le pido—. Si es pronto me paso toda la mañana contigo en la cama, ¿vale?

Y, al final, como no quiere dejar de olerme el cuello y de apretarme contra él, gira, casi cayéndose al suelo, para que yo pueda alcanzar el aparato: las diez y cuarto de la mañana. Ni si quiera miro las notificaciones cuando vuelvo a dejarlo sobre la mesilla y le doy un besito en el hombro.

—Todavía te quedan más de tres horas hasta que entres.

Y entonces ocurre. Se separa de mi cuello para mirarme con sus ojos gigantes, llenos de estrellas y de oscuridad. Su gesto es solemne.

—Me has prometido que te quedas conmigo toda la mañana.

—Sí, te lo he prometido —digo, acariciando su cara de nuevo. No puedo dejar de hacerlo—. ¿Qué quieres hacer? ¿Quieres que pongamos una peli mejor que la de ayer? Al final no apagamos el ordenador, pero puedo ponerlo a cargar y seguro que nos da tiempo.

—No quiero ver una peli —me admite y baja sus manos a mi culo, que masajea con parsimonia. Yo abro mucho los ojos—. Quiero probar cosas nuevas, ¿me dejas?

The ghost of it - jjk, myg, pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora