El día que Ahn murió, el sol brillaba más fuerte que nunca.
Fue un día de principios de septiembre, después del cumpleaños de Jungkook. Por aquel entonces no estaba bien físicamente, pero su ánimo pareció crecer de golpe para poder celebrarlo. Tae la llevaba en silla de ruedas, pero si la mirabas a la cara no podías intuir que es porque estuviese tan enferma, aunque todos lo sabíamos. Hacía días que se había cumplido la previsión del médico y ella seguía viva, pero débil. Aunque contaba cada día que superaba como una pequeña victoria; un punto de rebeldía de su sistema, que se negaba a darle la razón a los médicos incluso si era en algo como eso. Porque Ahn vivió treinta y seis días más de lo que el médico le dijo, y cada uno de ellos lo vivió al máximo dentro de sus posibilidades.
El día que murió, seguía siendo verano; su estación favorita. En la calle hacía calor y todavía tenías que echarte crema solar si no querías sufrir quemaduras. Cuando fuimos al hospital, Jungkook y yo llevábamos sandalias y yo me puse su vestido favorito, uno de flores de todos los colores que me regaló en mi cumpleaños el pasado agosto. Sabíamos que la previsión del médico decía que moriría ese mes, y las revisiones confirmaron que no le quedaba mucho tiempo de vida, pero Ahn era obstinada, y nos prometió a Jungkook y a mí que no se moriría sin haber estado ahí en nuestros cumpleaños. Y lo hizo.
Ahn murió el miércoles cinco de septiembre, y fue el único en el que no vestí de rosa.
Taehyung estaba en el hospital con ella. Se la habían llevado el día anterior porque estaba muy mal, y Jungkook y yo apenas pudimos dormir esperando las noticias. No sé a qué hora concilié el sueño, pero cuando me desperté supe que había llegado el día. Quizá fueron los rayos que me dieron en la cara, o que sabía que era miércoles y era su día. Solo sé que lo supe sin saberlo, porque cuando Tae nos llamó, la noticia no me sorprendió, pero hizo que mi cuerpo se llenase de calor, calor malo. Fue una corriente que fue desde la punta de mi pie hasta el último pelo de mi cabeza y que me hizo ir al baño a vomitar.
A Jungkook no hizo falta que le dijese nada, porque cuando me miró a los ojos lo supo.
No dijimos ni una palabra cuando llegamos al hospital, solo abrazamos a Tae, que lloró desconsolado sobre nuestros hombros mientras nos agarraba con fuerza. Dijo que sonrió y le dio las gracias, y luego se quedó mirando a la pared de enfrente y perdió la fuerza. Llamó a los médicos, pero él sabía que estaba demasiado fría como para que pudiesen calentarla.
Sus padres ya se habían ido y a ella se la habían llevado, pero él no sabía qué hacer, así que esperamos a los demás ahí, en la sala de espera del hospital.
Namjoon fue el que ejerció de guía cuando los demás no podíamos ni hablar. Fue él quien llamó a los padres de Ahn y les preguntó dónde estaba el tanatorio y también fue él quien llamó al uber para que nos llevase. Y aunque todavía tenía pánico a los coches, cuando me subí en uno con Tae y Jungkook, cerré los ojos y respiré con fuerza por ella. Tenía que ser fuerte por ella. Todavía tengo que serlo.
Incluso ahí tuvimos que esperar a que la llevasen, pero lo hicimos. No queríamos esperar en otro sitio.
Taehyung lloró a mares cuando los padres de Ahn llegaron envueltos en el llanto, pero yo no podía. Ni Jimin, ni Jungkook. Ni siquiera pude responder cuando nos dieron las gracias por estar a su lado todo este tiempo. Porque sí, aunque el curso universitario acabó, todos nos quedamos en nuestras respectivas residencias. Jungkook no quería volver a casa de sus padres para estar más lejos de ella, y yo no quería volver a Busan. Nadie lo dijo, pero sabíamos que el único motivo por el que nos quedamos fue nuestra amiga.
A Ahn tardaron cinco horas en llevarla al tanatorio y solo sus padres pudieron verla dentro del ataúd. Ahora, en perspectiva, creo que fue lo mejor, porque así puedo recordarla feliz, como en la foto que colocaron para que la velásemos. En ella tenía su vestido amarillo y una sonrisa enorme en la cara.
ESTÁS LEYENDO
The ghost of it - jjk, myg, pjm
Fiksi PenggemarHan pasado cuatro años desde el día que cambió la vida de Moon Hyeon para siempre. Cuatro años de lamentos, reproches y dolor. Ahora quiere pasar página, pero, para eso, tendrá que enfrentarse a todos los fantasmas de su pasado. Y eso incluye a Min...