Estoy fatal. Me doy cuenta cuando Jungkook me despierta precisamente por eso, porque es raro que él se haya levantado antes que yo.
Al parecer ha dormido conmigo toda la noche, porque solo lleva puesto su bóxer y tiene el pelo revuelto y ojeras por dormir poco (lo que me indica que, en realidad, ha estado velando mi sueño). Dice que me ha dejado dormir todo el tiempo posible porque estaba muy cansada, pero que ahora tenemos que ir a clase. Y yo, la verdad, no quiero ir.
—Tienes que distraerte, Hye —me dice él—. Y las clases son una buena oportunidad. Además, así me haces compañía.
Lo susurra muy cerca mi cara, abriendo mucho los ojos y poniendo un puchero, así que asiento sin ganas. Creo que porque se da cuenta de que, si fuese por mí, me quedaría en la cama todo el día (o toda la semana), me pregunta que si podemos ducharnos juntos. Y me gustaría poder sonreírle y decirle que me encantaría, que llevaba queriendo ducharme con él prácticamente desde que empezamos, pero lo único que hago es asentir. No tengo fuerzas para nada más. Por suerte, Jungkook tiene por los dos.
Cogiéndome como una princesa nos lleva a ambos al baño (donde todavía están tiradas mis muletas) y me sienta en el taburete que tengo en la ducha antes de empezar a desvestirnos a ambos. Es él quien se encarga de lavarme el pelo, aclararme y mimarme mucho antes de hacer lo propio con su cuerpo. Su pene está un poco firme, y me doy cuenta de eso cuando le noto echarse un chorro de agua helada por encima que me salpica en los pies, pero no digo nada. Porque en otras circunstancias estaría en la postura ideal para chupársela y hoy no tengo ganas de absolutamente nada.
Odio sentirme así. Inútil. Como si mi cuerpo no me perteneciese a mí, sino a determinados sentimientos. Como si cada vez que el odio, la ira o la tristeza se apoderan de mí no pudiese hacer otra cosa que no sea obedecer sus demandas, aunque el resto de cosas que siento también pidan su espacio en mi ser. No hay hueco para ellas, porque lo negativo siempre está en primer plano, y lo odio.
Jungkook también me seca el pelo y reacciono un poco solo cuando me toca vestirme porque Jungkook va a mi armario a buscar algo que me pueda poner mientras yo me coloco la pierna.
—Nunca me había fijado en que solo tienes pantalones de campana —murmura, justo cuando yo me acerco por detrás, con la toalla amarrada al cuerpo y la prótesis puesta.
—Es el único modo que tengo para disimular la prótesis sin que se note que no es mi pierna de verdad —digo, mientras cojo al azar unos vaqueros negros y una camiseta negra. Ideal.
—Hay vestidos y faldas. Además, tu prótesis es prácticamente idéntica por fuera a tu pierna.
—Pero no es mi pierna —me quejo, y empiezo a vestirme delante de él, que ya se ha puesto la ropa de ayer.
—Pero... ¿te gustaría llevarlos?
—Si tuviese dos piernas de verdad, sí. Antes me ponía cualquier cosa.
—No te gusta ir de compras por eso, ¿verdad?
—Jungkook...
—Vale, perdona —dice y me tiende la mano—. Hoy no es el día. ¿Me acompañas a mi habitación? Quiero cambiarme y coger la mochila.
Yo asiento y entrelazo sus dedos con los míos, intentando darme más fuerza con el contacto. Aunque, sin duda, lo que más me anima siempre es su sonrisa, y él se da cuenta, porque intenta mantenerla todo lo posible. Pero cuando llegamos a su habitación se le borra de golpe.
—Hye, quédate fuera si...
Y cuando se gira, su espalda deja de taparme la visión y puedo observar qué hay dentro. Otra vez el puto Min Yoongi. Y Namjoon.

ESTÁS LEYENDO
The ghost of it - jjk, myg, pjm
FanfictionHan pasado cuatro años desde el día que cambió la vida de Moon Hyeon para siempre. Cuatro años de lamentos, reproches y dolor. Ahora quiere pasar página, pero, para eso, tendrá que enfrentarse a todos los fantasmas de su pasado. Y eso incluye a Min...